02 de septiembre, 2016 — El coordinador humanitario de la ONU denunció este viernes la situación “desesperada” en la que se encuentran más de 70.000 refugiados sirios que llevan atrapados desde hace meses en la frontera de su país con Jordania.
El gobierno jordano ha prohibido el acceso a la zona, incluso para las agencias humanitarias, después de que el pasado 21 de junio un atentado suicida se cobrara la vida de siete de sus soldados presentes a lo largo de este campamento improvisado en pleno desierto.
Tras divisar el lugar desde un helicóptero, Stephen O’Brien alertó en una entrevista con Radio ONU de las terribles condiciones en las que viven estos refugiados.
“No tienen acceso a agua, a comida ni a nada… Están en condiciones desérticas muy duras, dentro de tiendas de campaña en donde el calor es insoportable. Un 75% son mujeres y niños y se encuentran entre dos terraplenes en tierra de nadie al sur de Siria y la frontera noreste de Jordania”.
Desde que se denegó el acceso a la zona las organizaciones humanitarias han podido entregar ayuda sólo una vez, a principios de agosto, por medio de drones y cañas.
O’Brien reconoció que la preocupación de Jordania por su seguridad es “legítima” y que se está estudiando con las autoridades del país cómo distribuir ayuda sin comprometer la seguridad.
El coordinador humanitario de la ONU hizo hincapié además en la “gran generosidad y hospitalidad” de Jordania con los sirios que huyen de la guerra: unos 700.000
se han refugiado en ese país -muchos de ellos en casas de familias jordanas- y 20.000 han recibido un permiso de trabajo.