Columna Política «Repercusiones», Por Samuel Maldonado B. (18-VII-16).- Los directores de las cuatro, cinco, seis… pero muy poderosas naciones que han hecho desde el principio de la historia la piratería como negocio sumamente redituable para ellos (y desde luego, para quienes minoritariamente han sido sus cómplices en las aberraciones gubernamentales cometidas que les genera aun más poder y el control internacional) y que como asociados, les administran los enormes recursos económicos acumulados como resultado de las expoliaciones provocadas a gobiernos más débiles.
Su poder bélico los ha conducido al dominio y a la explotación de las riquezas de países más débiles y precisamente por ese poder y por su nefasta conducta, se han hecho al mismo tiempo odiados y respetados por las naciones más débiles. La Historia de sus invasiones y saqueos es incontable; han invadido territorios, dominado a países más débiles y expoliado innumerablemente los recursos naturales no renovables y en consecuencia, se vuelven en automático principales promotores in directos de las atrocidades cometidas que se suscitan en la actualidad.
Solo para recordar algunas respuestas a la conducta gubernamental del poderoso vecino del Norte, no tan recientemente pero en diferentes lugares, la sociedad mundial ha padecido como respuestas a la opresión y dominio, la destrucción en Nueva York, de las famosas torres gemelas provocando cientos de muertos y heridos. En Madrid , Beirut, Balí, varios coches bombas explosionaron causando muchas muertes de inocentes que no tenían nada que ver con ambas partes.
En Dubrovka en la ex Unión de Repúblicas Soviéticas y Socialistas, se provocaron bombazos por terroristas chechenos en su intento por recuperar su país de la “invasión” Rusa; en Oslo, en el metro de Londres (mochilas bomba) han matado a ciudadanos pacíficos cuya culpa lo es ser de esas nacionalidades poderosas, en sitios como Afganistán, Turquía o Bagdad, con los mismos resultados generada principalmente por grupos como el de Al-Qaeda.
La comunidad mundial se ve sorprendida y lastimada por tanta criminalidad que ha impactado en gente que por mero accidente se encontraron en el camino de quienes portaban las bombas y las hicieron detonar en medio de la muchedumbre. Desde luego que estos actos denominados de “lesa humanidad” son cometidos por ambas partes principales. Pero los primeros que la sociedad mundial debiera condenar deberían ser los provocadores poderosos, que son los motores de esos actos barbaros que terminan con la muerte de inocentes y la de aquellos que se inmolan voluntariamente solo para vengarse de las tropelías de los poderosos.
Los promotores principales de las bombas sembradas son pues los países que han oprimido, subyugado, invadido permanentemente a otros países; son los que impulsaron el asesinato de Hussein en Irak, los que han mantenido sus intereses hegemónicos en Israel, los que han esclavizado el continente Africano, los que tienen el control del petróleo en Asia, etc.
En este circulo vicioso que se genera, por un lado por países miserables y por el otro, el de grandes y poderosos gobiernos, que bien han sabido explotar, expoliar y robar y matar mediante terceros, pero que no saben como parar a estos grupos que con acciones letales matan a inocentes tratando de lastimar precisamente a esos poderosos.
Desde luego que no aprobamos la conducta ni de uno ni de otro, ambos enemigos mutuos son condenables pero siempre hay algunos que son peores que el otro.
Los actos de lesa humanidad seguramente se irían reduciendo si la conducta de atraco financiero de los grandes y poderosos países, fuesen disminuidos. nadie mata sin razón excepto que estén dañados del cerebro y lo hagan inconscientemente. Los poderosos, pues, son los propios motores de estas terribles muertes de cientos o miles de inocentes ciudadanos. En el mundo hay pueblos que se mueren de hambre y de sed y no porque quieran terminar así.
¡Los países poderosos deben cambiar, para bien de todos!