Artículo de Fondo «Repercusiones», Por Samuel Maldonado B.- Indudablemente que la gobernanza nacional de éste mutilado y fracturado país va en sentido contrario a los decires de las actuales autoridades gubernamentales, que le aseguran a los mexicanos que bien vamos navegando, cuando la mayoría nacional, con seguridad observamos lo contrario y vemos perfectamente que el mar tranquilo y calmo de antaño, se ha vuelto en uno de aguas súper turbulentas, con vientos negros que rasgan las velas y que amenazan con irnos todos a pique, precisamente, por la incapacidad de los grumetes, que en funciones de capitanes, han estado al frente del ahora gobierno nacional.
Desde luego que lo anterior no es una novedad en todo el territorio, pues desde sexenios anteriores, como el de José Guillermo Abel López Portillo y Pacheco (1920-2004) o el del pequeño, enigmático y maligno sucesor llamado Carlos Salinas de Gortari (1988- 1994) el país dejo de navegar por aguas tranquilas para entrar a un mar embravecido que diezmó prácticamene el nacionalismo revolucionario y permitió el impulso del neoliberalismo económico, con sucesores como Miguel de la Madrid, el tibio e incoloro Ernesto Zedillo Ponce de León y otros sucesores que a la fecha y que con mucha determinación han ejercitado eficientemente, esa religión capitalista y fascista, que tiene hundido al país y fregados a la mayoría nacional.
Observamos que el actual titular de la Presidencia de México, siguiendo ejemplarmente los procesos privatizares dictados por la poderosa economía internacional, ha terminado prácticamene de entregar absolutamente todo el sector energético y productivo, que estaba bajo la esfera gubernamental y que ahora está en manos del empresariado internacional, teniendo como socios capitalistas o presta nombres a muchos de los principales servidores públicos que colaboraron con los gobiernos anteriores ya enunciados.
A la incompetencia marítima del actual Capitán para controlar el navío nacional, evitar su hundimiento y estar en condiciones de llevarlo a aguas más serenas y menos profundas, se suma la incapacidad propia de los marinos adyacentes que no atan ni desatan un cabo y de la bruja solo ven el brillo y que no saben cuál es el funcionamiento de la misma y el servicio que puede prestar, y menos aun tienen la sensibilidad necesaria para convencer a los marinos a que remen todos juntos para evitar hundirse en el fondo de las turbias aguas..
¡México esta viviendo pues un mar de fondo! caracterizado por un incremento del malestar social que ya de por sí es doloroso debido precisamente a la aplicación de esta economía política que hunde a la sociedad mexicana en la desesperación y en el coraje y la impulsa en contra de las autoridades actuales, mismas que desgraciadamente hacen caso omiso de las alertas rojas encendidas en todos los puertos mexicanos.
Para poder navegar este gran buque, se requiere pues contar con una sensibilidad marina extraordinaria que es la que induce no a oír, sino a a escuchar las experiencias de esos viejos marinos que huelen las borrascas, los fuertes vientos, los huracanes, puesto que toda su vida han estado haciendo “la mar” y que prácticamente tiene la capacidad de “oler ” ésos, los vientos negros y los huracanes.
La incompetencia de los grumetes es pues obvia y deben ser sustituidos con urgencia por verdaderos capitanes; los filibusteros estorban, no ayudan a la paz y tranquilidad del país. Evitemos pues, las aguas broncas, los vientos huracanados. Con esos aprendices de capitán , que no ven más allá de sus propios intereses, cada vez en mayor medida, ¡estaremos hundidos mexicanos!.