24 de junio del 2016.- El Reino Unido decidió salir de la Unión Europea en un impresionante rechazo al orden político y económico del continente.
La libra se desplomó a su menor nivel desde 1985 y las bolsas de Asia cayeron en una de las jornadas más dramáticas de la historia británica moderna.
La moneda se elevó inicialmente después de que una encuesta de opinión sugirió que el 52 por ciento de los votantes había respaldado la permanencia, pero ese repunte se evaporó cuando los resultados empezaron a mostrar que tanto inversores como encuestadores habían calculado mal el resultado.
El Brexit se quedó con el 51.9 por ciento de los votos (17.4 millones), frente al 48.1 por ciento para el “remain” (16.1 millones), de acuerdo con los resultados finales de las 382 áreas de votación.
«Este es el mayor shock para la política europea desde la caída del Muro de Berlín», dijo Rob Ford, profesor de política en la Universidad de Manchester. «¿Qué le queda al primer ministro después de un rechazo tan contundente como este?»
El voto del Reino Unido es el inicio de un amargo divorcio con la UE y da un golpe letal al primer ministro, David Cameron, quien dijo que este resultado llevaría al país a una recesión.
JPMorgan Chase y HSBC Holdings han dicho que el Brexit los obligará a mover miles de puestos de trabajo fuera de Londres.
Por otra parte, el resultado es una victoria para el ex alcalde londinense Boris Johnson, quien rompió con Cameron para ayudar a dirigir la campaña por la salida y ahora se proyecta como una carta fuerte para dirigir al país.
Más allá de las costas británicas, el resultado fomentaría el sentimiento antieuropeo en más países del bloque y da un impulso a políticos populistas como Donald Trump y Marine Le Pen.
Por encima de todo, el resultado revela hasta qué punto están desilusionados los votantes ante la falta de un crecimiento económico más inclusivo en la era de la globalización.
La libra cayó hasta un 11 por ciento a 1.3305, en camino a su peor día histórico, el petróleo cayó un 5.3 por ciento, el oro subió un 5.7 por ciento y los futuros sobre el índice FTSE 100 cayeron un 7 por ciento.
HSBC, que a principios de este año decidió mantener su sede en Londres, se hundió hasta un 8.7 por ciento en los mercados asiáticos. La ola se agrava porque los mercados habían sido optimistas sobre la permanencia del Reino Unido.
EL BANDO GANADOR
Los conservadores Johnson y Michael Gove rompieron con Cameron para formar una alianza con el Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP), argumentando que la isla puede sola en la era de globalización. También fue una gran victoria para el líder de ese partido, Nigel Farage, quien ha hecho campaña desde hace un cuarto de siglo para que el país deje el bloque.
«Dejemos que el 23 de junio quede en nuestra historia como nuestro Día de la Independencia», dijo Farage, un excorredor de commodities. «El genio euroescéptico está fuera de la botella y no lo regresarán ahí».
Aprovechando las preocupaciones de los votantes sobre la inmigración, los líderes pro-Brexit dijeron que Gran Bretaña sólo podía ejercer un control total sobre sus fronteras y su presupuesto si salía de la UE. Ello superó las advertencias de Cameron y sus partidarios, entre quienes estaban el Papa, el arzobispo de Canterbury y el presidente de Estados Unidos.
LA SALIDA
En algún momento (el cuándo es debatible), el Reino Unido iniciará las conversaciones de salida invocando el artículo 50 del Tratado de Lisboa, lo que activa un periodo de dos años de negociaciones. El corto marco de tiempo significa que incluso los partidarios de Brexit han argumentado que esperarán hasta que el país tenga decidido qué tipo de relación quiere con el resto de la UE.
Para el bloque y su líder más poderosa, la canciller alemana Angela Merkel, el resultado presenta un nuevo desafío después de años de crisis. La unidad europea ya ha sido puesta a prueba por los problemas de la deuda griega, las sanciones a Rusia y la crisis de refugiados de Siria.
Ahora, Merkel y el presidente francés, Francois Hollande, tienen que generar confianza en un proyecto cada vez más cuestionado por populistas como Marine Le Pen de Francia y Geert Wilders de los Países Bajos.
Para Merkel y Hollande, la UE es un símbolo del resurgimiento de Europa desde la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, para otros es un débil crecimiento económico, alto desempleo y regulación