04 de junio, 2016 — Tras dos años de conflicto, la situación en el este de Ucrania sigue siendo muy volátil y tiene un impacto grave en los derechos humanos de la población, sobre todo de aquella que vive cerca de la línea de contacto o en el territorio controlado por los grupos armados.
Así lo afirma un nuevo informe de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU divulgado hoy, que también advierte la falta de avances hacia una solución.
Según las cifras más recientes de la ONU, casi 9.400 personas han muerto y unas 21.500 han sido heridas desde el inicio de las hostilidades en abril de 2014.
Ivan Šimonovic, secretario general adjunto del organismo mundial para los Derechos Humanos, manifestó gran preocupación tras una visita de siete días a Ucrania.
“Sin mayores esfuerzos para implementar los acuerdos de Minsk, el conflicto podría prolongarse mucho más y eso afectaría las garantías fundamentales durante muchos años, o también podría escalar nuevamente con consecuencias terribles para la población civil que ya ha sufrido demasiado”, alertó Šimonovic.
El informe asevera que el aumento de armas pesadas cerca de la línea de contacto y los enfrentamientos en algunas zonas de la región de Donestk son indicadores de que “la crisis está lejos de terminar”. Por lo mismo, el conflicto no debe ser ignorado por la comunidad internacional, recalca el documento.
Por otra parte, subraya que, además de la violencia, la población de la zona está expuesta al riesgo de las minas y otros explosivos abandonados, que han causado la mayor parte de las muertes en los últimos meses.
Documenta también casos de violencia sexual y amenazas y maltrato a los detenidos, así como de la falta de orden legal en los territorios controlados por los grupos armados.
Da cuenta asimismo de la falta de libertad de movimiento de la población que vive cerca de la línea de contacto.