Columna «REPERCUSIONES», Por Samuel Maldonado B.- Es un clásico escrito por Víctor Hugo mismo que fue publicado poco más de siglo y medio antes de este 2016, libro que relata la vida de un condenado a prisión tan sólo por haber realizado un hurto prácticamente ridículo. La dureza del castigo recibido por la pequeña falta realizada, lo convierte en un energúmeno, en un hombre que se transforma en verdadero enemigo social. Ese absurdo castigo, ordenado por quien o quienes tenía el poder político de la época, mismos que aplicaban drásticamente la leyes con pleno descaro, convirtió al personaje principal de la novela, en un ser “embrutecido” por la desesperanza y el odio hacía esa clase social pudiente que, como la de hoy, abusando tanto de sus riquezas como del poder político detentado, mantenía a las mayorías en un estado tal de desesperación como el que prevalece por desgracia en el nuestro.
En el mundo actual, seguro que México no es la excepción, sino ejemplo claro de la malversación de la riqueza generada por la clase preponderante que ha atesorado grandes fortunas, impulsada por su gran corrupción, principalmente de los que en forma descarada han utilizado sus puestos públicos para atesorar millones y millones ya no de pesos sino de dólares, en una alianza mortal con ese otro sector social, que acumula enormes fortunas y son depositadas en los paraísos fiscales, recientemente descubiertos públicamente en la última semana y descrito por los diversos medios de información.
Los tenedores de los grandes capitales son insaciables: son apátridas, ¡el dinero no les pertenece, son ellos los que pertenecen a las grandes fortunas!. Están atrapados en la avaricia y buscan permanentemente la realización de nuevas trapacerías para engañar al fisco y son felices cuando lo logran, no obstante los martirios sufridos por los millones y millones que deambulan en su miseria.
Así como Jean Valjean, por ese castigo absurdo se transformó en un un ser “rabioso y vengativo” no sería imposible que las masas empobrecidas se rebelaran ante tanta injusticia y desigualdad que los gobernante han generado. Veamos por ejemplo, lo que el titular del Poder Ejecutivo y algunos miembros de su gabinete y senadores reciben anualmente: Peña Nieto ($ 2, 989 128.00 millones) y no gasta un solo dime en su manutención y la de su familia; Un Senador ($ 1, 925 945.00); El Presidente de la Comisión de Derechos Humanos ($ 2, 907 481.00); El Presidente del INE, Lorenzo Córdova ( $2, 987 547.00). Desde luego que faltan los salarios de los diputados, secretarios de la Presidencia, etc. y la muestra, sólo para dar algunos “tips” de lo que cuestan quienes administran el país y aún así, con esos enormes emolumentos o dietas tan abundantes, no les parece suficientes para satisfacer el ego y la avaricia, y buscan, desafortunadamente, otros muchos y diversos moches. Por beneficiar a grandes empresas extranjeras (asociados con importantes funcionarios gubernamentales) pueden recibir grandes cantidades que les son depositadas allende las fronteras en los lavaderos de dinero o bien, reciben a cambio casas blancas o de cualquier color, valuadas en millones de dólares. Como los funcionarios no pueden caminar cal lado de la “chusma” y son alérgicos a ésta, se trasladan rápidamente en helicópteros para que la sociedad en lo general vean cuan dinámicos son.
¡Por eso estamos padeciendo estas calamidades! La Historia actual de México es de horror, principalmente la de los últimos cinco o seis lustros, que marcan una etapa tétrica, de gran desmantelamiento del aparato gubernamental, de descomposición, de saqueo, de entrega a los socios del gobierno, extranjeros y locales, que impulsan el empobrecimiento y el enojo de las mayorías, por lo que éstas mandan señales claras de cansancio y agotamiento por tanta estulticia gubernamental. Por eso, lenta pero firmemente, acusan o delatan la inoperancia política de este gobierno, de sus descaros y desvergüenzas.
Lo que ha pasado en el ex Gran Valle de México, es la gran muestra de la incapacidad de los gobiernos tenidos y lastima aun más a las clases desprotegidas que sobreviven con salarios realmente super miserables que si se comparan con los que reciben los menos es un grito para la sublevación nacional.