22 de febrero, 2016 — Con el objetivo de ayudar a los gobiernos a desarrollar políticas que propicien una alimentación saludable entre la población, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) estableció una serie de criterios para definir los niveles excesivos de azúcar, sal y grasas en los alimentos y bebidas procesadas.
En la actualidad, los patrones alimentarios en América son poco saludables y contribuyen a la creciente epidemia de enfermedades crónicas como la diabetes o el cáncer.
El director adjunto de la OPS, Francisco Becerra, señaló que los nuevos criterios permiten a las autoridades de salud la identificación de productos poco saludables con la intención de que desalienten su consumo.
“Y al mismo tiempo, facilitan a los consumidores orientarse hacia las dietas tradicionales basadas en alimentos frescos o mínimamente procesados”, dijo.
La OPS define a los alimentos procesados como la comida producida industrialmente utilizando sal, azúcar u otros ingredientes para su conservación o para hacerla más apetecible.
Los alimentos ultraprocesados, por su parte, contienen sustancias extraídas de los alimentos (como la caseína, suero de leche y aislados de proteína) o sustancias sintetizadas a partir de componentes de los alimentos (como aceites hidrogenados y almidones modificados).
Los nuevos criterios deben aplicarse a todos los alimentos procesados y ultra-procesados, que incluyen desde verduras en vinagre y carnes frías hasta las papas fritas, helados, yogures saborizados, cereales y barritas de cereales.
En cambio, no son válidos para los alimentos naturales o mínimamente procesados, como verduras frescas o congeladas, legumbres, granos, frutas, frutos secos, raíces y tubérculos, carne, pescado, leche y huevos, o a platos cocinados con esos alimentos.