Columna «Bajo la Lupa»: Con espíritu papal, paro de labores

Haciendo caso a la filosofía del PAPA FRANCISCO, de “no dejarse tallar el lomo”, los trabajadores al servicio del Poder Judicial del Estado, inician este miércoles un paro indefinido de labores, en protesta por la falta de pago de sus correspondientes salarios. En una más de sus acciones políticas de los últimos meses, los trabajadores del Supremo Tribunal de Justicia del Estado, no recibieron sus emolumentos correspondientes a la primera quincena del mes de febrero, la que debió de depositarse en las cuentas de los trabajadores desde el viernes 12, a más de saber que por Decreto gubernamental, el titular del poder ejecutivo estableció los días lunes 15 y martes 16 como días oficialmente inhábiles, de ahí que el personal de la Secretaría de Finanzas y Administración del Gobierno Estatal, debió prever las respectivas transferencias a todas las dependencias, tanto del poder ejecutivo, del legislativo y por supuesto del poder judicial, empero parece que la emoción de recibir a JORGE MARIO BERGOGLIO, Sumo Pontífice hizo que se olvidaran las obligaciones de algunos funcionarios del gobierno estatal, así que “los paganos” por esta ineficiencia gubernamental serán los ciudadanos, las víctimas y los presuntos responsables de la comisión de algún delito, pues los procedimientos judiciales se verán afectados con dicho paro de los trabajadores.

Si durante su estadía en nuestro país, el discurso del PAPA FRANCISCO ha sido serio, tajante y sobre todo nada diplomático, se ha ido directo al grano, sin disimulos, siendo ante todo contundente. El sector clerical, desde mi muy particular punto de vista, ha sido el más criticado, pero sobre todo, el más advertido, en el sentido de dejar de sentirse “los enviados de Cristo”, los Príncipes de la iglesia y categórico les dijo, “No le tengan miedo a la transparencia, la iglesia no necesita la oscuridad para trabajar. Vigilen para que sus miradas no se cubran de las penumbras de la niebla de la mundanidad; no se dejen corromper por el materialismo trivial ni por las ilusiones seductoras de los acuerdos debajo de la mesa”. Más contundencia no podía tener FRANCISCO, pero sobre todo los políticos mexicanos presentes en la homilía, a quienes seguramente les vino “un saco” que BERGOGLIO había diseñado para la curia religiosa mexicana.

En español entendible por todo el mundo, aunque con el lenguaje propio del líder de la Iglesia Católica en el universo, pues les dijo “no pierdan, entonces, tiempo y energías en las cosas secundarias, en las habladurías e intrigas, en los malos proyectos de carrera, en lo vacios planes de hegemonía, en los infecundos clubs de intereses o de consorterías. No se dejen arrastrar por las murmuraciones y las maledicencias”. Es evidente que en cada línea discursiva de su Santidad FRANCISCO, los mensajes no tienen destino univoco sino que tiene múltiples destinatarios, a parte de los clérigos de su congregación, pues sin señalarlos con índice de fuego, BERGOGLIO aprovechó el viaje para evidenciar a la clase política mexicana, cuyos planes para establecer hegemonías son claros y cotidianos, donde a partir de clubs de intereses y de consorterías se dibuja la política mexicana, en el ejercicio del poder público.

Si bien es cierto que lo concluyente y perentorio de su lenguaje, tenía como destino a Arzobispos, Obispos y Sacerdotes en general, también es cierto que una vez más su lenguaje caía como anillo al dedo en nuestra vilipendiada y corrupta clase política mexicana. Axiomático, FRANCISCO fue más que contundente y le dijo a los políticos, pero encarando a los Curas: “…Si tienen que pelearse peleénse, si tienen que decirse cosas, se las digan, pero como hombres, en la cara. Y como hombres de Dios… si se pasaron de la raya van a pedirse perdón”. Vaya contundencia la de FRANCISCO, pero también no deja de ser una buena intención, pues nuestros políticos y nuestros gobernantes no tienen la hombría a la que alude su Santidad, pues es claro que la traición, la puñalada en la espalda y el gatopardismo, son las cualidades de nuestra clase política.

Si la visita a nuestro Estado de su Santidad FRANCISCO, fuera evaluada como se mide cualquier espectáculo y/o evento político, el resultado en Michoacán sería aterrador, en términos llanos fue un fracaso. ¡Ah! Dirían este escribidor “está loco” al pretender medir la Visita de un Líder Espiritual al igual que se le hace a un evento político, cultural y/o artístico. Pues mis queridos lectores, debo decirles que cuando al inicio de este periplo papal, afirmamos en esta columna que los jodidos lo iban a ser más y que si algún beneficio había este sería de unos cuantos. Hoy puedo decirles que así sucedió, pues algunas decenas, tal vez centenas de Michoacanos, fueron embaucados por los tres niveles de gobierno, a quienes les hicieron creer que nos visitarían no sólo cientos de miles, sino que de uno a 3 millones de feligreses, sin embargo la cruda realidad es que no llegaron a 300 mil los visitantes y que esas decenas, tal vez centenas de imberbes comerciantes u hombres de negocios, que invirtieron sus modestos recursos en la industria de la atención turística, ¡fracasaron!, se quedaron con sus mercancías en la mano ante la falta de los potenciales clientes que el gobierno les hizo creer que vendrían. Los cientos de miles y hasta millones de visitantes no llegaron. El evento fracasó.

Y me refiero, por supuesto a los tres niveles de gobierno, como los responsables del fenomenal y rotundo fracaso de la Visita a Michoacán de su Santidad FRANCISCO, pues desde los prolegómenos de dicho evento, surgieron las fantasías y los excesos. Fantasías en el número de visitantes esperados, los excesos en las medidas de seguridad diseñadas y planteadas por el Estado Mayor Presidencial –eso dicen- por las Guardias Suizas del Estado Vaticano, la Secretaría de Seguridad Pública Estatal y su similar a nivel municipal. Instituciones de seguridad cuya característica fue generar el temor en los ciudadanos al hacer públicas exageradas medidas de seguridad que presagiaban una tormentosa Visita. Eso y solo eso, el temor, fue lo que ahuyentó a los posibles y potenciales cientos de miles de visitantes. Que si la ciudad sitiada, que si se bloquearían las entradas de la ciudad, que si se partiría la ciudad en dos, que si no habría servicio público de transporte, en fin una serie de medidas dictadas por la autoridad, que en esta vez, no hubo rumores, todo tuvo su origen en la propia autoridad. Así que los jodidos que le hicieron al comerciante fugaz, terminaron más jodidos y la autoridad demostró una vez más su incapacidad para planear eventos de importancia. Por lo demás, todo bien, JORGE MARIO BERGOGLIO vino a Michoacán, los regañó, comió, los volvió a regañar y se regresó a la capital de la República, con una sonrisa de oreja a oreja, pues él si pudo decir en Michoacán: “MISIÓN CUMPLIDA”, otros no podrán decir lo mismo…