Por Víctor Ardura.-
Capital del país desde hace días atacada por el catarro. Cielo nublado y lloviznas, vehículos colectivos en donde entrar en ellos es como respirar los olores confusos de la humedad y la mugre.
Aquí no hay marchas ni plantones ni bloqueos carreteros. Cuando mucho caos vehicular en las horas pico que en esta megalópolis se presenta en casi cualquier hora ¡Pero qué diferencia en mi amada Morelia! Por teléfono y por la red me entero que la capital está hecha un caos, los problemas sin solución son cada vez más visibles como una enorme franja en una media y la capacidad para resolverlos como la tendría el burro al querer tocar la flauta.
Los transportistas que no desean otra cosa les sea respetada su ruta, bloquearon hasta entrada la tarde la salida a Pátzcuaro. Estamos hablando aquí de que no hubo la posibilidad de entrada y salida hacia ese municipio hermano. A lo mejor a los turistas les convino pues pudieron gozar durante más tiempo, digamos que casi a la fuerza, las bondades de esa colonial ciudad. Y es que no hubo funcionario del gobierno de Fausto Vallejo que pudiera atenderlos.
En el otro extremo de la ciudad los maestros de la coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación no se anduvieron por las ramas, y a la altura de Tres Puentes, bloquearon las vías del tren. Les habían dicho que la noche de ayer tendrían reunión en donde posiblemente se darían algunas vías de diálogo. No fue así y ante ello, Jorge Cázares, indignado, molesto, burlado le dio un nuevo giro a la estrategia abramos un paréntesis a ver si ahora en la publicidad televisiva, esa en donde sale un pizarrón dividido, no sale una voz femenina en off y nos diga: “¿Quiénes son los que se apropian de las vías férreas?”. En fin, que ahí seguirán hasta que el gobierno los atienda.
Y para cerrar el caos, para que no se diga que en Morelia no hay emoción, los normalistas también organizaron un desplazamiento hasta el centro histórico. ¡Albricias, albricias! ¿Quién dice que pasear por Morelia no es divertido? La incapacidad del gobierno estatal por resolver problemas tan simples provoca este divertido paisaje muy del gusto para el turista turístico, pero francamente oneroso, molesto, harto, para el ciudadano de a píe. ¿Se han dado cuenta que en las semanas que lleva como gobernador Fausto Vallejo no da una como conciliador?
-¡Ay güey!-, me dice el redactor que llevo dentro cuando pretendo terminar esta columna, aquejado por la melancolía de los cielos grises y las lluvias chilangas: ¿Ya se te olvidaron las mantas de la Hermandad Templaria?
Y sí, es cierto. En el oriente del estado aparecieron varias mantas firmadas por los Templarios en donde razonan el por qué de su actuación. Es un mensaje raro. Por un lado aprecian los esfuerzos de los empresarios locales y extranjeros que crean fuentes de empleos, pero por otra parte denuncian algo que de ser cierto es completamente ilegal: la creación de cuerpos de seguridad privados.
Lo más interesante de todo es que no se identifican como cártel, sino como una asociación de bien común. Y fueron varias las mantas que se colocaron en diferentes municipios y el colmo, en Morelia, en donde se supone que hay policías estatales de todo tipo, el ejército y hasta la policía federal. Me pregunto, ¿Qué estaban haciendo los cuerpos de seguridad pública a cargo del gobierno del estado, el ejército y los celebérrimos azules? Seguramente durmiendo la mona…