Un gobierno comienza cuando se refleja un modo en que se dirigirá la administración en todos los aspectos de la vida política, económica y social. Don Daniel Cosío Villegas, uno de los más profundos conocedores del sistema político mexicano de antes, decía cuando el presidencialismo estaba vivo en los tiempos del PRI que se trataba del estilo personal de gobernar.
Las cosas, por supuesto, no han cambiado mucho. Si bien hay un proyecto que dominará los años de gobierno, fijar las metas, establecer destinos y tareas, en muchos sentidos sigue siendo lo que propone un hombre, llámese presidente, gobernador o presidente municipal. El rompimiento de este esquema lo dio la izquierda en Michoacán. Los planes estatales de desarrollo de los dos gobiernos, fueron consensados y permitieron un ejercicio de puntos de vista a veces encontrados que terminaron en propuestas viables.
Hoy cuando el PRI comienza de nuevo a gobernar no vemos que haya algo que se le pueda llamar plan de gobierno. A la ciudadanía no se le ha informado qué se hará en materia de desarrollo económico, de educación, de salud o de seguridad pública. Hemos visto problemas irreconciliables en éstas áreas y poca, muy poca respuesta.
En cuatro meses de gobierno no se ha podido establecer un Plan Estatal de Desarrollo. El proyecto no existe, no ha llegado al Poder Legislativo, es más: dudo mucho que el gabinete legal y ampliado conozcan o sepan definir en qué tipo de gobierno están involucrados. Creemos que es importante que desde los primeros días se haya dado a conocer el programa de este gobierno. En la administración pasada se desarrollaron amplias mesas de trabajo para definir el Plan, y se entró con una idea clara de hacia dónde se habría de transitar. No era para menos, pues había tan sólo cuatro años de gobierno. Hoy que el plazo es aún menor, la confusión, la politización es el estilo personal de gobernar.