Morelia, Mich., a 19 de junio del 2012.- Arturo Azuela, el gran novelista narrador del México revolucionario y posrevolucionario, el promotor cultural incansable y, el hombre descendiente de una estirpe con peso prominente en el arte literario nacional, fue homenajeado por historiadores y escritores locales en una mesa redonda donde se recordó su obra y se evocaron sus aportaciones al desarrollo cultural del país.
Héctor Ceballos Garibay, Ramón Alvarado Ruiz, Rodrigo Pardo y Arturo Molina, reunidos en la sala “Efraín Vargas” de la Casa de la Cultura de esta ciudad, resaltaron la trascendencia de “El tamaño del infierno” (1973) y “Un tal José Salomé” (1975), consideradas por éstos como las dos obras más significativas en el autor dentro del género narrativo en Latinoamérica; ambas fueron acreedoras a premios de literatura.
Arturo Azuela, fallecido apenas el 12 de junio del presente a los 74 años de edad, también fue un ensayista crítico, destacó Ceballos: “Su análisis es pormenorizado en cuestiones del humanismo renacentista, logró algo difícil de conseguir al amalgamar la ciencia con el arte, porque fue un excelente matemático que supo articular los números con la literatura”. Además, cumplió “el reto de su estirpe” como nieto de Mariano Azuela, autor de la novela “Los de abajo” para formar parte del grupo de relatores de la Revolución Mexicana. Y, como hijo de Salvador Azuela, jurista y luchador social, continuó la labor de su padre como funcionario público y convencido de las causas justas. “Su capacidad institucional lo llevó a gestionar coloquios y siempre promovió la cultura en su papel de promotor hasta el último instante de su vida”.
Ramón Alvarado sentenció: “Azuela no olvidó sus raíces, su obra es múltiple y variada, una literatura oral y coloquial que se acerca mucho a los personajes de que habla; muy efectiva para comprender el entorno cultural, social y político de aquella época”.
Para Rodrigo Pardo, el quehacer literario de Azuela, fluctuante “entre la ficción y la historia, el mito y la verdad”, es ejemplo de las recreaciones de dos mundos contrastantes en el México contemporáneo: el rural y el urbano. Hoy, expresó, su legado convoca a recorrer el territorio de sus letras para despertar el diálogo con la identidad nacional.
Para cerrar la serie de ponencias en memoria de Azuela, Arturo Molina hizo hincapié en que la novela rural y social del escritor mexicano, historiador y doctor en Ciencias Sociales por la Universidad de Zaragoza (España) en 2006, advierte el problema sociológico de nuestros días. En esos relatos de la vida rural, y luego urbana, donde sus personajes se desdibujan ante el asombro de cambiar de escenarios de manera a veces involuntaria, “hace una sinfonía de los valores humanos, es una obra redonda que describe lo que fue y sigue siendo el mexicano de hoy”.
Como invitados al homenaje estuvieron presentes Marco Antonio Aguilar Cortés, titular de la Secretaría de Cultura de Michoacán (SECUM); Raúl Olmos Torres, director de Promoción y Fomento Cultural de la SECUM y; Juan García Tapia, secretario Técnico de la misma institución.