Ayer, muy temprano, Andrés Manuel López Obrador tocó un tema toral para nuestros días, antes de venir de gira por Michoacán. Lo dijo a los reporteros, lo mencionó en sus palabras de introducción, y respondió valientemente ante las preguntas de los periodistas citados a las 7 de la mañana, como es costumbre del tabasqueño.
Tiene que ver con los medios de comunicación. Al citar su caso, cómo Televisa dedicó al rededor de 13 minutos en su edición de antier para enlodar su imagen, queda de manifiesto en México el papel de los medios está lejos, muy lejos, de una necesaria regulación. Ojo: no estamos hablando de imponer criterios ni candados a la libertad de expresión ni al derecho a la información; al contrario, cómo hacer para que se democratice este ejercicio indispensable para la vida ciudadana.
Todavía para miles de ciudadanos la única ventana a lo informativo son los noticieros del duopolio televisivo. Y en la confección de un programa matutino, vespertino, en el noticiero triple A, el de las noches, rigen muchos criterios unificados por un sólo objetivo: hacer posibles los intereses de estas empresas. López obrador citó el caso del periódico el Universal al cual envió, a petición expresa, un reporte actualizado de los gastos de campaña y de las finanzas de su movimiento. Obvio decir que nunca se publicó. En cambio, este mismo diario dejó a lo largo del día de ayer la queja del PRI ante el IFE por el supuesto pase de “charola” del tabasqueño.
En países con una tradición democrática como España, la veracidad, el profesionalismo, son la materia indispensable para ejercer el oficio. Hay manuales de estilo en donde se indica con claridad lo que está permitido en materia de redacción, existe efectivamente el derecho de réplica y hay inclusive una figura especial que vela por los derechos del lector. En México todo eso está ausente. Aunque hay espacios noticiosos como el de Carmen Aristegui y los diarios Reforma, La Jornada y otros en el interior de los estados, lo cierto es que es necesario repensar el papel del periodismo en México. Por eso los muchachos del movimiento #Yosoy132 tienen razón cuando repudian al duopolio y a ciertos medios de comunicación.