La democracia va más allá que lo electoral: implica un sistema mediante el cual se establecen mecanismos de gobernanza, de participación ciudadana en la conducción del estado y que el estado permita la observación constante de sus decisiones. Es un Yo social que se transforma en Ellos. En México estamos muy alejados de tocar siquiera el tapete del hogar democrático.
Las campañas electorales ya están encima. Vemos con desilusión cómo desde el poder público, llámese gobierno federal o estatal, confunden el nadir con el cenit desde ya, olvidando incluso lo que ordenan las leyes, los jefes de estado se comportan como jefes de partido.
En estos desniveles para la democracia, una vez más la pantalla mediática es el vehículo de transmisión de mentiras y en muy pocos casos de verdades. Ojalá los michoacanos, los mexicanos, veamos una clase política interesada realmente en consolidar la democracia que lleva por lo menos doce años de atraso.