Columna Política «REPERCUSIONES», por Samuel Maldonado.- Mientras el país se incendia, un buen número de diputados federales meten la pata y piden la renuncia de Peña Nieto, como si yéndose éste las cosas se arreglaran por arte de magia. Todo acontece tan rápidamente y al mismo tiempo, que no nos permite salir de nuestro asombro cuando ya estamos inmersos en otros asuntos negativos. Para completar la ultima “comedia”, aparece en escena La Casa Blanca, pero en las Lomas de Chapultepec, que deja ver un rosario de mentiras a su alrededor, de tal suerte que en un un mar de falsedades tratan de oscurecer la cara mansión, mientras que, para el colmo, paralelamente el presidente nacional del PRD, se ocupa de enviar sendas misivas a sus diputados federales, como si su práctica epistolar lo pudiera aislar del pedimento de perdón por lo de Ayotzinapa. En el inter de lo sucesos, Peña Nieto regresa de su travesía por el lejano Oriente anunciando (¿o amenazando?) que no aspira a utilizar el uso de la fuerza para contener lo que bien sabe que no puede contener.
Así las cosas en el país y cuando se requiere más urgentemente el uso de la praxis política, en la dirección nacional el PRD se observa un desconocimiento de lo que debe hacerse tanto para administrar como dirigir a este instituto político y son obvias y claras las torpezas de su presidente para dirigirlo, cuando está por arrancar la contienda nacional electoral.
En su falta de sensibilidad o conocimiento o torpeza política, se le ocurre mandar sendas y personales misivas a 101 diputados federales del Partido de la Revolución Democrática, solicitándoles sean caritativos, que no sean codos, que ayuden, que den un donativo a…Televisa.
Cabe señalar que la actual dirigencia de este partido, fue impuesta en un Congreso Nacional, controlada por el poder colectivo de los “chuchos”, la más importante secta supuestamente izquierdista del PRD, que poco a nada tiene que ver con la filosofía moral y conducta política de su creador principal, el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.
Cierto es que diferentes tribus autodenominadas de izquierda, se sumaron al incipiente partido en 1989, pero se convirtieron ¿o ya lo eran? en verdaderas clanes salvajes y con su conducta, impulsaron la corrupción y consecuentemente su propia degradación, que hoy en día, amenaza con disminuir todavía más al PRD.
En los epistolares enviados por Carlos Navarrete a los diputados federales miembros de este Instituto solicitando la ayuda económica citada, se puede leer el siguiente párrafo: “…que el PRD conoce las causas justas y nobles, y es por ello que apelamos a su sensibilidad y generosidad para solicitar su colaboración con un donativo voluntario en apoyo a la labor que realiza la colecta Teletón 2014 y poder ayudar a tan noble causa”.
En elecciones nacionales anteriores se ha conocido en el PRD la intervención de esta empresa para direccionar los resultados electorales con un daño inconmensurable para el PRD y desde luego, para el país en lo general, por lo que sorprende tan solidaria ayuda a quien, con su desinformación, tanto daño causa al país.
¡Vaya talante que tiene Carlos Navarrete! después de la desfachatez de su compañero Zambrano con la que impulsaron las reformas de Peña Nieto, ahora resulta que nos muestran una nueva cara: de teletontos o de teletones, palabras que se escriben diferentes pero que tienen igual significado.
Jesús Sambrano, en su papel de jefe de membrete, ya en una ocasión sucumbió seguramente pensando que su servilismo con el supremo poder le llevaría a su natal Sonora a la que ha soñado con gobernarla siguiendo una ruta equivocada.
En lo que queda del partido fundado por Cuauhtémoc Cárdenas, están inmersos varios jinetes apocalípticos, pero cuatro son los que influyen en el descenso estrepitoso del mismo, pero sin que dejen de aspirar a que la actual administración federal los haga suyos y les tiendan puentes que le permitan arribar, a uno, a altas esferas, pero de esto escribiremos en otras Repercusiones.