Artículo de Fondo, por Ignacio Martínez.- Dos hombres esperan impacientes los resultados, les han dicho que a través de una encuesta se conocerá en su distrito el nombre del candidato a diputado local.
Ambos están nerviosos, el presidente a nivel municipal de su partido tiene en sus manos una hoja donde aparentemente esta el resultado que automáticamente hará candidato a uno sobre el otro.
El Presidente del comité directivo municipal del PRI se dirige a uno de ellos con un: “te felicito, hiciste un esfuerzo extraordinario, pero no te alcanzó, perdiste”. El aspirante palidece y apenas logra balbucear un: pero ¿qué pasó?, trabaje casa por casa, tengo mucho trabajo de gestión, no lo puedo creer, me haces llegar el resultado por favor, quiero ver en que falle.
Asiente con la cabeza el Presidente del partido.
Con resignación y con gran frustración sale de las oficinas, aún no entiende por qué perdió la encuesta después del intenso trabajo realizado, de los años de experiencia.
Por la tarde recibe el tan ansiado correo electrónico donde se encuentra la encuesta que le hace perdedor, la lee con cuidado y al final encuentra un resultado aún más increíble, el ganador ha sido el! le ha mentido su presidente de partido.
Toma el teléfono y furioso le reclama a su presidente, desencajado el presidente solo acierta a contestar son órdenes del jefe, yo solo cumplo órdenes de arriba, lo lamento mucho.
Decide entonces hablar con el jefe, el jefe(como debe entenderse) es el candidato a gobernador de su partido, con fuerza le reclama airadamente que le hayan mentido, que lo hayan utilizado, el candidato lo mira con frialdad, le pide se tranquilice, hace una llamada telefónica y una vez que concluye le dice: “Serás el secretario del ayuntamiento de Morelia”.
Tiene la palabra del jefe, sale tranquilo y con la ilusión de tener un puesto clave en la alcaldía que le permitirá que sus aspiraciones sigan creciendo en busca de una diputación o de la mismísima presidencial municipal.
Llega el día del registro, tiene listos todos sus papeles, solo que una llamada inesperada de gente del equipo del candidato a gobernador le dice que debe presentarse inmediatamente ante él, que le tienen una noticia. No sabe que hacer está el registro y entrega de documentos, pero también esta la lealtad que le guarda al candidato a gobernador y no le puede fallar, finalmente el candidato es el que toma las decisiones y decide ir en su búsqueda.
El encuentro resulta inesperado y un simple y sencillo saludo: ¿Qué paso mano, que haces aquí, no deberías estar registrándote? provoca toda una serie de sensaciones y de golpe y porrazo entiende que le han vuelto a mentir y que lo han dejado otra vez fuera del equipo.
Dos mentiras en tan poco tiempo lo hace dudar de la gente, de aquellos a los que les juraba lealtad, aunque de quien no duda es de su partido del revolucionario institucional.
Sí hay mentira al interior de los partidos que se puede esperar al exterior.
Nos pueden mentir diciendo que son hombres sanos, nos pueden mentir diciendo que son hombres honestos, nos pueden mentir diciendo que en nuestro estado no pasa nada, nos pueden decir que los poderes están fuertes, nos pueden mentir diciendo que en las campañas políticas no permeó el crimen organizado, que no hay violencia en la tierra caliente hasta que se hace evidente cuando el Presidente de México toma el control de la instituciones.
Nos pueden mentir diciendo que habrá una inversión millonaria de más de 50 mil millones de pesos y jugar con su mentira por meses cuando la realidad es que eso ha sido más falso que una moneda de 45 centavos.
Para la mayoría de los políticos y la gente en el poder la mentira va con su genética, es parte de ellos.
Sólo que la ciudadanía ahora no, no se la cree tan fácil, dudamos ante ello y será muy difícil que nos convenzan en el presente proceso electoral.
¿La primera mentira en nuestra vida sería que existen los Reyes Magos?
¿Cómo en un ambiente como el que vivimos les podremos creer a los políticos en campaña?