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¡Ahora si ya se!

Columna Política «REPERCUSIONES, por Samuel Maldonado B.-  Escribía hace unos meses, que cualquier lector o aficionado a ver televisión o escuchar la radio, con mucha frecuencia podía leer diferentes diarios o revistas de información política, noticieros transmitidos por los medios respectivos e inclusive en variados pasquines de sociales como el ¡HOLA!, podía observar a diferentes funcionarios públicos, desde gobernantes de los estados hasta el propio Presidente de la República, pasando sin menosprecio por  los suertudos magistrados del POder Judicial, o de los miembros del Congreso de la Unión, ver y escuchar a los mismos, siempre rozagantes, alegres, optimistas y muy sonrientes, por lo que me preguntaba el porqué siempre se veían felices, tan risueños, cuando la perspectiva que yo veo  en forma general no es nada halagador y además, porque las condiciones de pobreza y extrema miseria en las que vive una inmensa mayoría de mexicanos, son verdaderamente tan malas que nos debiera asustar y preocuparnos de esta terrible realidad..

¡Ahora sí ya se el porqué de esas sonrisas Colgate!, de esas caras risueñas que nos permiten o dejan ver sus dientes blancos y relucientes de esa clase social con sobre peso, no solamente por el tipo de alimentos y bebidas que suelen consumir, sino por el vasto  poder político y económico que detentan.

Con motivo de la entrega que por Ley el titular del Poder Ejecutivo está  obligado, ya no a presentarse ante el Congreso de la Unión (ahora las más altas autoridades de éste llegan al recinto del Poder Ejecutivo a inclinarse) sino a enviar el proyecto de presupuesto a ejercer en sus tercer año de ejercicio, me entero con mayor precisión del porqué de su conducta y de su estatus envidiable, pues las cantidades que se les asignarán como retribución a las posiciones político administrativas  de esa élite supuestamente al servicio de la Nación, no son nada despreciables y tan inversamente proporcionales a ese salario mínimo actualmente tan degradado que prácticamente es un insulto para todos los mexicanos.

El salario mínimo actual, es un mínimo minimorum; es decir, es tan pequeño que ya no puede reducirse y que por las condiciones socio político que vivimos, sólo puede alcanzar para morirse de cólera o de hambre y por lo mismo, esos raquíticos sueldos que reciben obreros, trabajadores administrativos situados en la cola del escalafón, mineros al servicio de Germán Larrea, o de los millones de campesinos,  no les permite tener sonrisas como la de los funcionarios de los que ahora me ocupo, pues por su  estado anémico permanente,  les falta ánimo y fuerza para reírse.

Reitero que las grandes sonrisas de esa minoría de mexicanos, no indica que se burlen de los desheredados de siempre o que sean mala onda. ¡No!, se ríen porque, como afirmaba sarcásticamente el que alguna vez fuera Diputado Federal por el Distrito Electoral de Papantla, Veracruz, en los años de 1950, Cesar Garizurieta: “Vivir fuera del presupuesto es vivir en el error” y eso  es indudablemente “el horror en el que viven la mayoría de los mexicanos, que no les permite ser felices ni reír”.

El popular y famoso abogado egresado de la UNAM, embajador alguna vez en la República de Haití, donde indudablemente tuvo una actitud muy positiva y nacionalista, criticaba constantemente a quienes al amparo del gobierno, vivían  del presupuesto públicos como reyes, sin rendir cuentas a nadie.

Hoy en día, millones en México  sufren de veras para poder alimentarse, curarse, vestirse, educarse con los miserables salarios mínimos, lo que nos hizo recordar a este ingenioso personaje de los años cincuenta y repetir su ingeniosa y sencilla filosofía.

Cesar Garizurieta, al que por mal nombre le decían “El Tlacuache”, indicaba sarcásticamente  que no le dieran  a él: ¡A mí no me den, nomás pónganme donde hay! , por lo que siempre vivió de los puestos públicos. Finalmente, como decía Antón Chejov al observar la injusticia de su tiempo “ Para estar siempre contento y no asombrarse de nada, hay que haber caído muy bajo (1917)”

¡Ahora si ya se de qué se ríen!

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