Ahuizote Agencia de Información Ahuizote.com
de Eugenio Andrés Lira Rugarcía, Obispo Auxiliar de Puebla y Secretario General de la CEM.- Hoy celebramos la memoria de Santa Brígida, quien vivió en el siglo XIV. Casada con el conde Ulf Gudmarsson, tuvo 8 hijos a los que dio una esmerada educación. Incluso una de sus hijas, Catalina, también llegó a ser santa. Sin embargo, uno de sus hijos la hizo sufrir mucho a causa de la mala vida que llevaba.
Ambos esposos eran miembros de la Tercera Orden franciscana, meditaban la Sagrada Escritura, se confesaban y comulgaban con frecuencia, oraban ayunaban y hacían penitencia juntos, y procuraban vivir un amor creativo, concreto y activo hacia sus semejantes, especialmente para con los pobres.
Al volver de una peregrinación, con el consentimiento de Brígida, su esposo decidió retirarse al monasterio cisterciense de Alvastra, donde murió cuatro años después. Entonces, la santa decidió repartir sus bienes entre los pobres, reservándose únicamente lo indispensable para vivir, y se retiró a una construcción contigua al monasterio donde estaba sepultado su esposo. Cuando la gran peste atacó a la población, Santa Brígida se entregó por entero a ayudar a los enfermos y sus familias.
Guiada por Dios, fundó la Orden religiosa del Santísimo Salvador. Tras volver de una peregrinación a Tierra Santa, fue llamada a la vida eterna el 23 de julio de 1373. Las madres brígidas, dedicadas a la Vida Contemplativa, meditan en la Pasión del Señor, piden por la unidad de los cristianos y oran por todos nosotros. Agradezcamos a Dios este carisma que busca imitar a Cristo, casto, pobre y obediente, y dar testimonio de su amor que salva, y supliquémosle que conceda muchas vocaciones a la vida consagrada.
