Por Manuel Lozada.- Ahora que Fausto Vallejo intercambió la gubernatura del Estado, por la libertad de su hijo Rodrigo, la ciudadanía michoacana no va a permitír que el problema quede ahí y se archive.
Los comentarios en los cafés, en restaurantes, en platicas familiares, entre amigos, entre jóvenes, en los clubes, en los salones de belleza, el clamor es que Fausto Vallejo y sus familiares involucrados con el crimen organizado, deben responder ante las autoridades. Los propios militantes del PRI se sienten avergonzados por haber apoyado a un mentiroso que se enredó con la mafia.
El Gobierno tiene la obligación de hacer cumplir la ley por parejo, no nada más para unos cuantos, para que tengan credibilidad sus acciones.
La presión también de los medios de circulación, en especial los llamados nacionales, o de la Ciudad de México, es muy fuerte. El último número del Semanario PROCESO, señala que inteligencia militar y seguridad pública, cuenta con expedientes de las andanzas de los familiares de Fausto Vallejo Figueroa, de sus actividades con los Caballeros Templarios.
El Gobierno tiene la palabra.