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Columna Política «REPERCUSIONES», por Samuel Maldonado B. (23-VI-14) .- En los últimos días se han sucedido algunos eventos de vital importancia política para dos pueblos muy distantes por su posición geográfica, pero cercanos –diríamos- por sus circunstancias parecidas. En España el rey Juan Carlos ha abdicado a favor de su hijo Felipe y, en Michoacán, fueron retirados de sus cargos, primero el Lic. Jesús Reyna, Secretario de Gobierno y luego el propio Gobernador Constitucional, mismo al que le faltaban dieciocho meses para concluir su mandato legal, obligados ambos, por circunstancias políticas muy semejantes.
En la península española, ya era muy conocido el desaseo administrativo de varios personajes de la realeza que se habían visto inmersos en una serie de actos de corrupción económica y de corte vodevilesco, que obligaron o indujeron al Rey, a efecto de salva a la monarquía de la crisis institucional diversa en la que ha vivido durante los últimos años. Seguramente que para ningún español, por ejemplo, era ignorada la conducta, nada moral y ética de Juan Carlos y la de sus hijas y sus familiares políticos.
En Michoacán, en el gobierno constitucional, se dio el relevo de los dos importantes funcionarios señalados líneas arriba, por efecto, el primero, desde mi punto de vista de “las supuestas relaciones tenidas y denunciadas tanto por la prensa nacional y las redes sociales, con uno de los personajes mas destacado y buscado (hasta por debajo de las piedras) del crimen organizado y, el segundo, por la conducta observada por uno de los hijos del ahora ex gobernador de Michoacán, y que finalmente a uno lo apresaron y a el otro lo obligaron (válgaseme la palabra) ha “abdicar”.
Lejos están estos comentarios de hacer un escarnio de ambos personajes políticos con los que he tenido siempre un respeto a sus personas, precisamente por la participación política personal tenida en la vida de nuestro Estado. Cabe recordar a los lectores que el Lic. Vallejo y el suscrito fuimos contrincantes en la carrera para alcanzar la presidencia municipal de Morelia y, durante la campaña y posterior a ésta y hasta la fecha, hemos guardado una relación de respeto y de concordia.
Pero, hechas estas observaciones, escribo el presente artículo para señalar que no he visto en ningún periódico del Estado, una nota de ninguno de los colaboradores de ambos funcionarios públicos en la que hayan hecho, o estén haciendo, una defensa de los mismos o, al menos, algunas notas de solidaridad por el momento amargo y triste por el que están cruzando.
Conociendo la ausencia de la credibilidad y confianza por las que pasan principalmente las dependencias dedicadas a la investigación y procuración de Justicia, seguramente que la permanencia del ex Secretario de Gobierno no será muy larga y finalmente quedará en libertad y espero o hago votos para que el lamentable trance que padecen, les sea leve.
El presente nos recuérdalo que les pasó a todos los presos políticos que fueron acusados y perseguidos por el hijo desobediente que desgobernaba la nación, en el caso conocido y lamentable hecho denominado “el michoacanazo”. El apresamiento de los funcionarios fue un acto de prepotencia calderonil, que los mantuvo en prisiones de alta seguridad por varios meses y en los que finalmente, uno de los presos políticos “Mario Bautista” director de la Policía Estatal, que había sido asaltado en su domicilio particular y golpeado por la policía federal con anticipación a su detención, falleció luego a consecuencia de una atención médica tardía y que nunca se le proporcionó en el penal de alta seguridad de Nayarit.
Ahora ya con un nuevo rey, no me queda más que esperar y hacer votos, para que el nuevo gobernante en el año y medio que estará al frente del Solio de Ocampo, tenga la brillantez, la paciencia, el entendimiento primero, para rodearse no de quienes acostumbran decir siempre “Si señor Gobernador”, sino de aquellos que podrían hacerle observaciones razonadas a sus instrucciones.
