18 de junio del 2014.- Después de que Fausto Vallejo anunciara su renuncia a través de sus redes sociales, a espaldas de los michoacanos, se confirma lo que ya se anticipaba desde hace meses, que deja el cargo de gobernador pretextando su estado de salud. Ello exhibe a un gobierno indolente de las necesidades del estado y que hereda un estado asolado por la inseguridad, con crisis económica, con instituciones débiles y carentes de propuestas para sacar adelante a Michoacán.
Las tres gestiones de gobiernos que ha tenido el PRI en Michoacán, con uno de ellos en la cárcel y el otro que se va por los evidentes nexos de sus hijos con la delincuencia, son una vergüenza para el país.
La gestión de Vallejo se significó por su nula capacidad y operatividad para atender los problemas en el estado; en todo momento prefirió la cerrazón y la represión antes de la atención a los grupos sociales, optó por la persecución y la confrontación con sus adversarios políticos, mantuvo en su puesto a funcionarios ineficientes o abiertamente vinculados en actividades fuera de la ley, ninguneó a los ayuntamientos, minimizó los problemas del estado y fabricó recurrentemente cortinas de humo. En suma, un fracaso absoluto
Michoacán necesita recuperar la paz, la tranquilidad y el desarrollo que los gobiernos del PRD le otorgaron durante 10 años. Los programas sociales, las políticas públicas, las obras de alto calado, la figura de una autoridad que mantuviera la gobernabilidad, que buscara la inversión pública y privada, y que fueron los legados del PRD.
Por tales razones, las dirigencias nacional y estatal del PRD en Michoacán exigimos que para recuperar el Estado de Derecho se efectúe una profunda investigación sobre los nexos de la familia Vallejo con el crimen organizado. Junto con ello, esperamos que la propuesta que se haga para nombrar un gobernador sustituto recaiga en un personaje que ayudé a la reconciliación, que retome la senda del desarrollo, que regrese a los michoacanos su plena soberanía, que sea incluyente de la pluralidad de todo el estado y, en consecuencia, sea alguien alejado de toda sospecha de vínculos con actividades y grupos delictivos.