Recuerdo en infinidad de ocasiones a Fausto Vallejo Presidente Municipal caminar sólo por el centro de la ciudad o por alguna colonia conduciendo personalmente su vehículo o por las tenencia de la ciudad siendo atrapado por un mole de guajolote que gentilmente le ofrecían sus gobernados.
Recuerdo la cercanía y confianza de la gente, el respeto que inspiraba, la simpatía innata de la sencillez del funcionario que iba a todas, a resolver cualquier problema, a apoyar aquellos que se habían quedado sin su casa tras un incendio o perdido sus pertenencia ante una inundación mal llamada encharcamiento.
Era aplaudido por prácticamente todos los que le observaban, la misma oposición mostraba su evidente respeto a su trabajo y entrega.
La seguridad a su alrededor simplemente no existía, cualquiera se acercaba a él desde el niño hasta el anciano, el hombre y la mujer agradecidos, el joven buscando una oportunidad.
Las cosas han cambiado visiblemente con el Fausto Gobernador, atrás quedó el Fausto Presidente Municipal.
Ahora Fausto aparece en una camioneta blindada con varios escoltas en una interminable cantidad de camionetas que forman el convoy de seguridad.
Ya no es como antes para la gente poder acercarse a Fausto Gobernador y lo que menos entiendo entonces en el evento del 1 de mayo del 2014 con motivo del Día del Trabajo quién decidió que asistiera el gobernador a un evento masivo, donde el ambiente era peligroso y de alta crítica para el mandatario michoacano justo después del fallo del tribunal calificando de inexistente la Huelga del Sindicato de Trabajadores al Servicio del Poder Ejecutivo.
Creo que en su vida política nunca alguien, ni siquiera la oposición le había gritado, insultado, denostado tanto como se hizo al final del evento y más aún como su integridad física estuvo en riesgo ante la impotencia, el descontento, el desánimo de muchos de los sindicalizados que llegaron hasta el mismo gobernador.
Su equipo de seguridad fue prácticamente violado, protocolo mostro su ingenuidad ante la fuerza de un gobernador de tratar de contestar directamente a aquellos que le insultaban, todo se salió de control.
Más tarde saldría el encargado de despacho de la Secretaría de Gobierno valorando la presentación de una denuncia contra los agresores del gobernador, pero también me pregunto, presentar una denuncia? Cuándo su seguridad propia tuvo cerca a sus agresores, los escucharon, los vieron y nadie se atrevió al menos a detener a alguno de ellos, la flagrancia era el ingrediente, pero bueno hasta con el mismo gobernador la costumbre de no detener a aquellos que cometen un presunto delito es el común denominador.
Todos los días desde hace mucho tiempo cuando despierto me preguntó y ahora qué va a suceder en Michoacán, ¿qué sorpresa me tiene la vida?
Nunca había visto tanta furia y odio hacia un gobernador, como tampoco había visto que un equipo de seguridad del propio mandatario se le saliera un evento de las manos y evidentemente estuviera en riesgo la vida y la integridad física del ejecutivo estatal, sé que me hace falta aún ver muchas cosas, ¿qué es lo que sigue?
Por lo pronto espero que la seguridad del gobernador lo cuide, que protocolo pueda predecir cada movimiento, pero sobre todo que los michoacanos recobremos esa paz y tranquilidad y podamos invitar un mole de guajolote al mismo gobernador.
Articulista: Ignacio Martínez