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Desarrollo y Crecimiento

 Por Ethan Max.- Es increíble que el territorio que hoy abarca el Estado de Michoacán rico en minerales, productos agrícolas, ganadero, grandes litorales y recursos humanos, seamos uno de los estados mas pobres de nuestra federación, los indicadores son muy preocupantes.

 

En el nuestro Estado Cohabitan 4.4 millones de personas, de las cuales el 54.7% mas de la mitad de su población viven en estado de pobreza, o sea unos 8.2 puntos porcentuales más que el promedio nacional lo cual coloca a la entidad en el antepenúltimo lugar después de los estados de Chipas y Oaxaca.

 

Michoacán tiene grandes rezagos públicos, símbolo de pobreza y grandes desigualdad que generan injusticia y fragmentación social; las mismas cifras oficiales así lo reconocen, es por ello que hay que revisar los siguientes indicadores:

Michoacán sólo contribuye con el 2.3% en la generación de la riqueza nacional.

Además la economía del Estado de Michoacán registra esta distribución sectorial: primario 10%, secundario 25% y terciario 65%. Cuando el promedio nacional es 8% sector primario , 20% sector secundario y 72% el resto del tercer sector.

El 31.3% de la población en Michoacán se sitúa en localidades menores a 2,500 habitantes; lo que permite señalar que la población rural sólo contribuye marginalmente en la generación del ingreso estatal.

Los índices de participación de Michoacán con respecto al PIB sectorial a nivel nacional son los siguientes: 7.8% PIB primario, 1.6% PIB secundario y 2.5% PIB terciario. Es decir la contribución de la Entidad es precaria y su más alta participación se registra en el sector que presenta un mayor rezago económico a nivel nacional; lo que es indicio de una significativa pobreza productiva y una inadecuada diversificación económica.

El PIB per cápita en el Estado de Michoacán es de tan solo $5,900 dólares americanos, alrededor de 77 mil pesos, cifra inferior en casi el 40% al promedio nacional. Esta cifra, lo sitúa en los últimos lugares en este renglón, junto con los de Guerrero, Oaxaca y Chiapas y confirma un desarrollo económico escaso en relación a las necesidades de la población.

Los indicadores macroeconómicos indican el fuerte rezago que presenta Michoacán con respecto a la economía nacional; sin embargo, más preocupante son aún los indicadores socioeconómicos relacionados con la pobreza.

El hecho de que una entidad esté por debajo de los indicadores de pobreza que registra el promedio nacional, se traduce en un signo alarmante de deterioro social. Ese es el caso de Michoacán, en donde muchos núcleos poblacionales se encuentran en condiciones ínfimas de existencia, ubicándose en la línea de los “pobres más pobres” del país.

Conforme a las estadísticas oficiales, se aprecia una lamentable realidad: el 46.2% de la población de nuestro país (52 millones de personas) vive en situación de pobreza, de la cual  el 35.8% (40 millones) se encuentran en pobreza moderada y 10.4% (12 millones) en pobreza extrema. Esto último significa, que un número considerable de personas no obtienen siquiera los ingresos suficientes para adquirir la canasta básica.

Con independencia de que existe un abismal desequilibrio en la distribución del ingreso, en las cifras oficiales sólo el 19.3% de la población del país (22 millones de personas) viven en una situación de no pobreza y no se encuentra vulnerable para satisfacer sus necesidades básicas de consumo y tener acceso a los servicios de salud, educación, seguridad social y contar con una vivienda digna.

En el Estado alrededor de 2.4 millones personas no cuentan integralmente con los servicios y la alimentación necesaria para llevar una vida digna.  De ese total, el 14.4% (4.4 puntos porcentuales más del promedio nacional) vive en pobreza extrema; esto significa que alrededor de 634 mil personas nos satisfacen sus necesidades elementales de alimentación.

Por estrato de edad, el 62.7% de la población infantil y adolescente en Michoacán se encuentra en condiciones de pobreza multidimensional. Este índice es superior en 8.9 puntos porcentuales al promedio nacional e implica que 940 mil infantes y adolescentes no satisfacen plenamente sus necesidades básicas de servicios y alimentación.

Los signos de la pobreza son más denigrantes cuando se habla de la población hablante de lengua indígena. De los 122 mil residentes del Estado de Michoacán el 92.3% viven en pobreza multidimensional, de los cuales el 48.3% viven precariamente.

Resulta casi imposible pensar que en las condiciones de pobreza y marginación que vive el Estado de Michoacán se presenten graves problemas de disolución social y ello propicia que las opciones de desarrollo económico, educativo y cultural sean escasas, muy limitada e incipiente ello genera que exista una población proclive a enrolarse en actividades ilícitas que le posibiliten la mejora aunque ilegal su condición de vida.

Este fenómeno no es limitativo a Michoacán. Uno de los grandes riesgos es el contagio, es decir,  que la dislocación se extienda a estados y regiones que presentan los mismos signos de pobreza y marginación, como el aledaño Guerrero, Oaxaca y Chiapas.

Los retos son enormes y se requiere afrontar los problemas en forma inmediata y con visión de Estado. Todo mexicano debe tener una existencia digna, con los satisfactores económicos, sociales y culturales que le permitan efectivamente llevar esa vida digna.

Dejemos de obedecer las imposiciones arbitrarias de la Federación, ser rehenes de un gobernante espurio Alfredo Castillo Virrey de Michoacán, lo único que causa es la sumisión de la entidad al poder centralista de Peña Nieto

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