Por Víctor Ardura.-
Es un viejo edificio que tiene ese aire carcelario de los hospitales psiquiátricos. En una ventanilla donde se apilan miles de expedientes, -las computadoras son todavía tecnología desconocida-, la gente se acerca y pide una cita. Al lado está la ventanilla para el pago de primera vez, si uno se adentra hay un largo pasillo abarrotado con sillas de plástico duro en donde la gente espera ser atendida. Puede ahí perderse toda la mañana pues los 6 psiquiatras acreditados no se dan a basto para atender a los pacientes. Contrastantemente hay 30 médicos generales.
El doctor Bucio me comenta, con un dejo de desesperación, las carencias que enfrenta este hospital. Pareciera increíble pero a las autoridades les ha dado por recluir a todos los indigentes de esta ciudad en este hospital psiquiátrico, y dejar que se las arreglen como puedan los familiares de aquellos pacientes que en verdad sufren algún trastorno.
En los pasillos estudiantes de medicina reciben una rápida instrucción de un internista. Les explica, si así se puede llamar, los tipos de fármacos que se utilizan para tratar enfermedades como esquizofrenia, depresión, angustia, etcétera. El Doctor Bucio truena “dicen puras barbaridades, y muchas veces he tenido que corregirlos”. Al igual que otras instituciones del sector salud hay un notorio desabasto de medicamentos.
En el Centro de Salud, por ejemplo, os ciudadanos que son atendidos en cualquiera de las especialidades sólo reciben una parte de las medicinas que requieren, las demás las tienen que comprar y la situación se repite en el Hospital Civil, en el Infantil y en el de la Mujer.
Con el gobierno anterior el estire y afloja era obligar a la federación a que entregara los recursos para la compra de medicamentos a tiempo. Conversé con el particular, Guadalupe Hernández Alcalá. Él me mostró documentos en donde se ilustraba el atraso de estos dineros que son etiquetados. Gracias a su terquedad los recursos llegaban, con un poco de retraso es cierto, pero se cumplía con los proveedores.
Hoy la situación ha caído en un nivel caótico. No hay medicamentos porque a los proveedores no se les paga. Y no se puede alegar que ello obedezca a que el Gobierno Estatal no tiene dinero. El 95 por ciento de los fondos que se ocupan para medicamentos son recursos etiquetados que vienen del Gobierno Federal. Y este desabasto que sufre el Sector Salud puede obedecer a dos razones: o los dineros no han llegado, o ya llegaron pero la Secretaría de Finanzas está jineteando los recursos.
Por eso es saludable que el Presidente de la Comisión de Salud del Congreso del Estado, Elías Ibarra Torres, llegue hasta el fondo del asunto como lo dijo en un comunicado de prensa. Hablamos de la salud de 2 millones 350 mil inscritos al Seguro Popular.
Digo, ¿En dónde quedó la bolita?