México, D.F., 22 de marzo del 2014.- La seguridad energética, la vigencia del Estado mexicano y la soberanía nacional están severamente amenazadas. El futuro de las nuevas generaciones está ante el riesgo de su degradación y de perder toda esperanza de un mañana mejor. Por eso la izquierda es absolutamente necesaria. Por eso el PRD existe y actúa a pesar de los vaticinios cotidianos de nuestros infaltables sepultureros. Así lo señaló Jesús Zambrano Grijalva, Presidente Nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD), en el marco del Séptimo Pleno Extraordinario del Octavo Consejo Nacional del partido azteca.
A continuación el discurso completo:
Compañeras y compañeros, integrantes del Consejo Nacional de nuestro partido, compañeras y compañeros invitados, presentes, muy buenas trades-noches y desde luego mi reconocimiento al esfuerzo y nuestra bienvenida para quienes no desenvuelven su actividad cotidiana aquí en la capital de la República
Este pleno del Consejo Nacional será de una gran importancia para nuestro partido por el conjunto de temas que abordáremos y decidiremos en las próximas horas. Es el primer Consejo Nacional después del Congreso Nacional de Oaxtepec efectuado en noviembre pasado.
Y será igualmente importante para el país porque somos parte indisoluble e inseparable del tejido político, social e institucional de nuestra patria. Somos el principal partido de la izquierda mexicana, con una gran influencia en el quehacer nacional. Y lo que hagamos tendrá repercusiones tanto en las entidades y municipios donde gobernamos y en la que habitan cerca de la cuarta parte del país, como en nuestro desempeño en las Cámaras federales del Congreso de la Unión y los congresos locales y, más allá, en el conjunto de la sociedad.
A tres años de que el PRD eligió a sus órganos directivos pues se cierra un ciclo de nuestra vida como partido, a pocas semanas de que cumplamos 25 años de nuestra fundación formal.
Tres años en los que hemos tenido la incomparable responsabilidad, distinción y orgullo de dirigir al PRD.
Tres años en los que hemos tomado decisiones que han marcado profundamente al partido y que han subrayado el significativo peso de nuestra fuerza política y la capacidad de incidir en el acontecer nacional.
Tres años en los que nos propusimos privilegiar la unidad interna y asumir decisiones que potenciaran el desarrollo del PRD y su influencia en la vida nacional. No siempre fue fácil lograrlo en un partido tan complejo y tan plural como es el PRD.
En este periodo, nos tocó asumir la difícil decisión, iniciando a unos cuantos días de nuestra gestión de rechazar una coalición electoral con el PAN en el Estado de México en 2011, a pesar de que esta propuesta contaba con grandes simpatías en amplios sectores sociales de la entidad y que tenía el respaldo de una evidente mayoría de la dirección estatal del PRD. Lo hicimos así para evitar fracturas que podrían afectarnos con miras a las elecciones presidenciales del 2012. Muy probablemente otra hubiera sido la historia del Estado de México, del país y del PRD si la resolución hubiera sido la de efectuar una alianza con un candidato nuestro a la cabeza, como lo llegó a aceptar el PANen su momento.
Luego, vino la dolorosa derrota electoral en Michoacán. Dos factores fueron determinantes para ello: de una parte, la deleznable injerencia del crimen organizado para ayudar al triunfo del PRI, pervirtiendo la totalidad del escenario michoacano, con consecuencias tan nefastas para la vida institucional y la consecuente degradación del Estado mexicano; consecuencias críticas que hoy estamos padeciendo. Y por la otra parte, la distorsión creada por la grosera intervención de Felipe Calderón con ilegales recursos y programas del gobierno federal en favor de su hermana candidata panista. Hoy, Michoacán vive el peor momento de su historia contemporánea con ese regreso del PRI a la gubernatura.
Posteriormente, en ese mismo año 2011, tomamos la decisión de la candidatura de unida de todas las izquierdas con López Obrador a la cabeza. Lo hicimos luego de unas cuestionadas encuestas -en sus resultados- respetando la posición asumida por Marcelo Ebrard, con el compromiso de que después de las elecciones, cualquiera fuera el veredicto de las urnas, continuaríamos los esfuerzos de integrar unAmplio Frente Político de Izquierda. A pesar de las confrontaciones que AMLO había tenido con el PRD honramos nuestro compromiso democrático y cerramos filas con nuestro candidato a la presidencia de la República, sin escatimar esfuerzos ni recurso alguno, cumpliendo con el compromiso de la Coalición Movimiento Progresista. Apostamos a convertirnos en el tercio mayor de la elección, convencidos de que ningún candidato ni ninguna fuerza política contaría con mayoría absoluta de los votos. El objetivo así planteado se veía por algunos compañeros como algo ilusorio, pero trabajamos con convicción y determinación y casi lo logramos. Los resultados los conocemos; la izquierda conquistó, a pesar de todas las ilegalidades cometidas en el proceso electoral por nuestros adversarios, principalmente por el PRI, consquistó la izquierda nuevos territorios y demostró de nuevo que somos una fuerza equivalente, por lo menos, a la tercera parte del electorado nacional.
Luego vendría la discusión sobre qué hacer después del fallo del Tribunal Electoral sobre la elección presidencial. Ante la nueva correlación de fuerzas, el PRD de inmediato planteó la conveniencia y necesidad de un gran acuerdo nacional con todas las fuerzas políticas, poniendo sobre la mesa una agenda nacional. Así lo plasmamos en la Cumbre de las Izquierdas en la Declaración de Guerrero el 16 de agosto del2012, en Acapulco, tanto las direcciones partidarias y los grupos parlamentarios de la Coalición que estaban por entrar, así como nuestros gobernantes de izquierda.
Como continuación de esa definición, y posteriormente a la calificación de la elección presidencial, se iniciarian las pláticas de lo que después se conocería como el Pacto por México, lo cual generó una de las mayores controversias en el seno del PRD. El tema de fondo era, y lo sigue siendo, cómo hacer valer el peso político de nuestros votos: ¿con una estrategia de confrontación con el gobierno priista, como lo fue durante el sexenio de Calderón o con una línea que pusiera sobre la mesa nuestra agenda y buscar sacarla adelante con el acuerdo de los demás? ¿Acaso la primera de las estrategias preserva, por antonomasia, el ser de izquierda y la pureza de nuestros principios mientras que la segunda nos desdibuja como proyecto nacional alternativo? ¿O la segunda estrategia cambia el paradigma de hacer política, hace valer, mediante el instrumento del diálogo constructor de acuerdos, su peso y presencia, coloca como interés superior no el egoísmo partidario sino la solución de los problemas del país para el bien de la gente y dibuja, con ello, una nueva forma de ser de izquierda y de hacer política desde la izquierda?
Luego de 12 meses de intensas discusiones el Congreso Nacional de Oaxtepec cerró ese capítulo al avalar por una amplia mayoría esa participación. Y condicionó la continuación del PRD en el Pacto a que no se compartiría ninguna decisión que atentara contra el programa del partido como fue y es el no al IVA en alimentos y medicinas y nuestro rechazo absoluto a la privatización energética.
Durante los 12 meses de funcionamiento de ese mecanismo se lograron importantes reformas que han sido banderas del PRD y que hoy todavía están en curso en el Poder Legislativo, como es la de Telecomunicaciones y la Política y la Electoral, así como las polémica reforma educativa. A cuantro días de esa decisión del Congreso de Oaxtepec anunciamos, sin titubeos y con plena determinación y convicción que el PRD quedaba fuera del Pacto por México debido a la decisión del gobierno de Peña de avanzar, de la mano del PAN, en el sentido de despojar a la nación de sus riquezas petroleras y energéticas para dárselas al capital privado.
Honramos los acuerdos del Congreso y hoy estamos en la lucha por lograr que haya una Consulta Popular y que ganemos junto con la mayoría del pueblo de México esa consulta en junio de 2015 para echar abajo, para abrogar, esas reformas privatizadoras (hay un punto especial sobre este asunto de importancia nacional agendado en este Consejo de nuestro partido).
También en el 2013 participamos en las elecciones locales en 15 estados de la República. El balance de esas jornadas ya fue discutido en un Consejo anterior. Sus resultados nos arrojan la clara necesidad de fortalecer nuestra presencia en importantes regiones del país y dar mayor atención a nuestra organización partidaria en la totalidad del territorio nacional, especialmente allí en donde tenemos un peso significativo.
En este periodo que hoy termina hemos mantenido nuestras relaciones con el movimiento social: sindical, agrario y organizaciones no gubernamentales. Con sus organizaciones hemos compartido banderas y salido juntos a la calle en varias ocasiones en defensa de nuestra riqueza energética. Necesitamos tener una relación más intensa y de mayor compromiso con todos ellos, al igual que con el rico universo de la intelectualidad progresista de nuestra patria para enriquecer nuestras propuestas y ampliar nuestro horizonte.
En este periodo también, reforzamos nuestra presencia internacional y recuperamos un protagonismo que había sido dejado en segundo plano en años anteriores con nuestra participación en el Foro de Sao Paulo, en la Internacional Socialista, en la Alianza Progresista de Partido de Izquierda y en la CEPAL.
He mencionado reiteradamente al Congreso de noviembre pasado, el cual se ocupó de manera significativa de temas que hoy serán materia reglamentaria de este Consejo Nacional. Destacan de manera sobresaliente los que tienen que ver con la construcción territorial y la afiliación; especialmente el de la creación de la Organización Nacional de Mujeres y la Organización Nacional de Jóvenes, todos los cuales deberán ser palancas para reimpulsar y fortalecer nuestro trabajo en el territorio nacional y nuestra convicción de la igualdad de género y la formación militante de las nuevas generaciones.
Todas estas decisiones parten del reconocimiento de que tenemos severas fallas y problemas de organización. Pero ellas tienen que ver con el hecho de que las formas internas de organizarnos y agruparnos, y de que nuestras reglas de convivencia, también han agotado un ciclo que es imperioso cerrar. Estoy convencido de que requerimos sacudir al conjunto del Partido, construir los comités municipales, renovar las direcciones estatales y hacer todas ellas, las instancias del partido funcionen verdaderamente, que no sean direcciones de papel.
Ese debe ser el propósito principal de las próximas elecciones internas cuya convocatoria deberá acordar este Consejo.
Llegamos, pues, compañeras y compañeros, a este Consejo Nacional en medio de un escenario de enorme complejidad y ante grandes retos para la izquierda y para las fuerzas democráticas de nuestro país. Las tareas son numerosas y de gran trascendencia tanto las que hoy tenemos en la Cámaras de Diputados y de Senadores, como las que atañen directamente a nuestros procesos internos y de vínculos con la sociedad.
Lo que aquí resolvamos impactará desde luego las elecciones de 2015, año en el que por primera vez habrá comicios concurrentes en 17 estados de la República; con nuevas reglas electorales impulsadas por el PRD, año en el que habrá también nuevos competidores electorales disputando la confianza de la gente; uno de estos partidos disputa con el PRD una franja de la población identificada con la izquierda. Nosotros tenemos el reto de lograr los mejores acuerdos internos y con otras fuerzas, de postular las mejores candidaturas y de sumar a nuestras propuestas a muchos y amplios sectores de las clases medias que quieren ver una izquierda unificada y responsablemente actuante, que demuestre que puede ser una opción de cambio real para mejorar la calidad de vida de todas las familias mexicanas.
-La seguridad energética, la vigencia del Estado mexicano y la soberanía nacional están severamente amenazadas. El futuro de las nuevas generaciones está ante el riesgo de su degradación y de perder toda esperanza de un mañana mejor. Por eso la izquierda es absolutamente necesaria. Por eso el PRD existe y actúa a pesar de los vaticinios cotidianos de nuestros infaltables sepultureros.
Por ello la contienda por la dirección nacional del Partido debe atender a esa complejidad y hacerlo con la mayor de las convicciones unitarias, reconociéndonos en nuestra pluralidad y diversidad como cuando fundamos el PRD hace 25 años.
-Al terminar el mandato como presidente nacional que el partido me encomendó hace exactamente 3 años: el 21 de marzo de 2011, pongo a disposición de esta soberanía perredista mi cargo para que resuelva lo conducente de acuerdo con nuestras reglas.
Les agradezco a todas y todos ustedes su solidaridad, tolerancia y su comprensión para que camináramos juntos durante estos 3 años.Hago mi reconocimiento a los más de tres millones 400 mil afiliados, mujeres y hombres y credencializadas y credencializados en todo el país, porque sin ellos no sería lo que somos. Honro, por supuesto la memoria de todas y todos los caídos en la lucha por la democracia y por mantener viva la flama de la esperanza y ofrezco mis mejores esfuerzos para continuar en el camino de hacer del PRD el principal partido del país.
He hecho mi mayor esfuerzo por hacer lo mejor que he podido y trabajo, como lo he hecho toda mi vida en la izquierda.
Compañeras y compañeros, porque tenemos mucha historia, tenemos mucho futuro y más temprano que tarde demostraremos que un México diferente y mejor para todas y todos es posible, allí el PRD tiene y tendrá un papel de vanguardia.