Por Ethan Max.- A fines del año pasado se aprobó en los últimos días del periodo ordinario de sesiones del Congreso de la Unión, la Reforma Hacendaria y la Reforma Energética, el ejecutivo federas encabezadas por Enrique Peña mencionaban que era muy importante llevar a cabo estas reformas que darían certidumbre a los mexicanos, el bombardeo de publicidad fue brutal, fue avasallante en los mensajes difundidos en los medios de comunicación masivas se señalaba que las reformas traerían beneficios para todos los mexicanos reduciendo los altos precios de la energía eléctrica y del los productos derivados del petróleo, señalando y enfatizando que con la reforma Hacendaria los beneficios seria inmediatos, además de que el ejecutivo recaudaría recursos que se traducirían en obras y apoyos de beneficio social.
A pasado ya dos mes desde que se aprobaron las reformas trascendentes de nuestro país, pero me pregunto hoy en día donde están los beneficios reflejados en nuestros bolsillos que tanto destaco Enrique Peña y su gabinete, que por el contrario se han manifestado ya los pormenores de la aprobación de las reformas, en menos ingresos, aumento de servicios y de productos derivados del petróleo y luz eléctrica.
La clase trabajadora ha elevado el número de quejas ante la Secretaria de Trabajo, los empleados pide asesoría ya que se ven en un callejón sin salida
Entre las principales inquietudes de los trabajadores está el saber si la reducción efectiva a su salario corresponde legalmente a lo establecido en la reforma hacendaria, esto se deriva de que un alto porcentaje de empresas que renovaron contrato a sus empleados con las modificaciones al salario. Antes las prestaciones eran libres de impuestos, por eso muchos teníamos fondo de ahorro, despensa, ayuda para transporte, ayuda para renta, medicinas y servicio médico privado. Incluso los patrón usaba estas prestaciones para deducir y eran libres de gravamen, pero ahora la mayoría de los empresarios, para evitar cargar estos impuestos, los cargaron a los empleados y al final esta carga fiscal se refleja en la reducción de los sueldos.
Las empresas integraron las prestaciones al salario de los trabajadores, lo que en apariencia es más dinero que llega al bolsillo cada semana, quincena o mes, pero al final “si haces sumas y restas, lo que percibes es menos que antes porque ya no tienes prestaciones y, además, pagas impuestos por ingresos que antes no”.
Las empresas tienen la opción de no integrar las prestaciones al salario y absorber ellos los impuestos, pero será una carga impositiva una lapida difícil de sobre llevar, ya que lo que antes les causaba una deducción ahora será una carga fiscal esta es la principal preocupación, por lo cual se ven complicaciones a mediano plazo.