(Por Víctor Manuel Báez Ceja, Presidente Estatal del PRD Michoacán).- La conquista de la gubernatura en el 2001 por el PRD fue el resultado de años de lucha, de sacrificios, de la muerte de muchos militantes, de un impulso y una tenacidad de los liderazgos, pero sobre todo, del entendimiento común de que el mayor baluarte de cualquier partido político es la unidad, la cual representa la fuerza, el entendimiento y la voluntad de todo un proyecto que se pone en marcha, para alcanzar sus objetivos y obtener frutos electorales.
La izquierda, por antonomasia, es una fuerza política que fomenta la apertura, la libre expresión y hasta tolera la disidencia interna, lo cual en muchos casos desemboca en la atomización en grupos, sin embargo en tiempos recientes, la izquierda en el mundo, en especial en América Latina, se ha apuntado triunfos electorales de gran impacto, lo que ha permitido relanzar un proyecto de gobierno que ha significado grandes avances en todos los rubros, como ha sucedido en Brasil, en Uruguay, Chile, Ecuador y otros países.
Para alcanzar estas victorias históricas por la vía electora, en esos países la izquierda ha emprendido un monumental esfuerzo por alcanzar la unidad entre sus filas, y anteponer el proyecto por encima de los intereses personales o grupales.
En México el PRD, el mayor partido de izquierda en su historia y también el más exitoso, en muchos casos ha puesto el ejemplo de anteponer la unidad para alcanzar los objetivos deseados, lograr triunfos electorales a pesar de tener todas las condiciones en contra, y contar con candidatos altamente competitivos y con los mejores proyectos, que al final alcanzaron gobiernos que han sido ejemplo incluso a nivel internacional, como es el caso de la Ciudad de México.
Michoacán atraviesa por los peores momentos de su historia, en donde la crisis de violencia e inseguridad no sólo ha representado el colapso y la decadencia del proyecto político del partido en el gobierno, el PRI, sino el desplome de las instituciones gubernamentales, la erosión de la investidura del gobernador, la descomposición del tejido social, la pérdida de la paz, la tranquilidad y la estabilidad del estado, la caída en la ingobernabilidad y la irrupción sin tapujos de la delincuencia en actividades políticas.
A pesar de estos escenarios, a los ciudadanos no se les olvida que en los 10 años en los que el PRD gobernó Michoacán, la entidad alcanzó niveles de bienestar social, se sentaron las bases para el desarrollo económico, se fortaleció la educación, se logró el despegue del puerto de Lázaro Cárdenas, la entidad se convirtió en una potencia turística y se concretó una política cultura nunca antes vista, todo lo cual se ha ido al traste gracias a las malas decisiones de la actual administración priísta.
Por ello, el PRD se encuentra ante una oportunidad inmejorable para recuperar la gubernatura en el 2015, sin embargo el único camino viable para conseguir dicho objetivo es fortalecer la unidad, y por ende debe prepararse para enfrentar un proceso electoral muy complejo y difícil en el 2015, en donde los retos pondrán a prueba la capacidad de los partidos y de las instituciones, y por ende lo primero es el proyecto y la propuesta para los ciudadanos, antes de los planes e intereses personales o de grupo.