(de José Luis, M.S.F. Castro Medellín, Obispo de Tacámbaro).- Las noticias de los últimos días nos dan a conocer parte de los acontecimientos dolorosos que vive la Diócesis de Apatzingán, que en cierto sentido la considerarnos hija de la Diócesis de Tacámbaro, pues de aquí nació.
No podemos quedarnos callados ante tanto dolor y sufrimiento físico, social, político, económico, moral y espiritual por el que está pasando; debemos ser solidarios con esta Diócesis hija y hermana que está clamando al cielo piedad y misericordia para no perder la esperanza de una vida digna a la que tienen derecho por ser ciudadanos mexicanos e hijos de Dios.
El grito valiente de angustia que lanza a toda la sociedad a través de su Pastor, Mons. Miguel Patino Velázquez, se ha escuchado en todos los ámbitos nacionales e internacionales, manifiesta su triste realidad y desesperación, pues se sienten sin protección de quienes tienen la obligación de dárselas por ser ciudadanos con derechos inalienables para toda persona y sus familias. Las causas de todos estos males siguen sumergidas en ese mundo de tinieblas y mentiras institucionalizadas que no es fácil descubrirlas y mucho menos sacarlas a plena luz.
El gesto valiente de toda la comunidad creyente, unida por la misma causa, grita desesperadamente día a día a través de la oración, de su devoción popular, de la celebración de la Eucaristía, de las marchas públicas pacíficas pidiendo al Todopoderoso, Padre de amor y misericordia, que mueva los corazones de las autoridades responsables del orden y bien común, que toque el corazón y los oídos de quienes los han cerrado a la voz de Dios que los invita a la conversión para que dejen de hacer el mal a sus hermanos a través de las amenazas, las extorsiones, el secuestro, los asesinatos; que no se olviden que algún día también ellos tendrán que comparecer ante el Supremo Juez a rendir cuenta de su vida. QUE NOS CONCEDA A USTEDES Y A TODO MEXICO EL DON DE LA PAZ QUE TANTO ANHELAMOS.
Señor Obispo Don Miguel Patiño, hermanos sacerdotes, religiosos, religiosas y pueblo de Dios que peregrina en Apatzingán, queremos decirles que la Diócesis de Tacámbaro está unida en oración con todos ustedes, que sus sufrimientos los hacemos nuestros y que tenemos la firme esperanza de que Dios escuche nuestra oración llena de esperanza cristiana para vencer el mal con el bien; que esta situación nos ayude a sentirnos verdaderos hijos amados del Padre que tenemos en el cielo, que nunca nos abandona, y seguiremos pidiendo con todo el corazónque manifieste su infinito Amor y Poder a favor de nuestro Estado y Nación CONCEDIENDONOS EL DON DE LA PAZ.
Fraternalmente, en el día primero de noviembre de dos mil trece, Año de la Fe, solemnidad de todos los Santos.
Diócesis de Tacámbaro.