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Morelia, Mich., 8 de noviembre de 2013.- Con un punto de acuerdo, el diputado Rigel Macías Hernández envió un exhorto al Ejecutivo del Estatal, para que a través de la Secretaría de Salud, se revisen criterios para la prescripción y vigilancia en el uso de las sustancias psicoactivas que son prescritas a menores durante la primera infancia, para el tratamiento de padecimientos como el Trastorno por Déficit de Atención con y sin Hiperactividad (TDA, TDAH) y Trastorno por Bipolaridad, las cuales pudieran tener efectos adversos en su salud.
El integrante de la Comisión de Salud apuntó que para los infantes, el derecho a la salud es vital porque son seres vulnerables, más expuestos a las enfermedades y a las complicaciones de salud. Al proteger a los niños de la enfermedad, estos podrán llegar a la edad adulta con buena salud y contribuir así al desarrollo de sociedades más dinámicas y productivas.
Los niños necesitan atención, para disfrutar del mejor estado de salud posible y poder desarrollarse adecuadamente durante toda su infancia y adolescencia. En cada etapa de su desarrollo físico y mental, tienen necesidades específicas y riesgos de salud diferentes.
Durante la exposición de motivos del punto de acuerdo, el legislador integrante del Grupo Parlamentario del Partido Revolucionario Institucional, expresó que “el niño, desde el punto de vista médico, es aquel ser humano que aún está en proceso de crecimiento y desarrollo, y que al administrarle cualquier medicamento no adecuado, pueden serle causadas alteraciones en dicho desarrollo, produciendo como efecto secundario una enfermedad que hasta ese momento era inexistente.
Explicó que los “trastornos” con los que se diagnostica frecuentemente a los individuos durante su primera infancia son el Trastorno por Déficit de Atención con y sin Hiperactividad (TDA, TDAH) y Trastorno por Bipolaridad, que están “de moda actualmente en nuestro país como una copia de una moda seguida en Estados Unidos, que hoy en día ya está en decadencia, ya que ha reportado una cantidad elevada de casos de daño físico y mental en los niños medicados, los cuales a consecuencia del suministro de fármacos inadecuados han llegado hasta el suicidio”.
Así pues, existe evidencia de lo perjudicial que puede resultar el realizar un diagnóstico equivocado y recurrir a una solución que no es la óptima, por no aplicar los gradientes correctos como sería observar en primer lugar, si el niño tiene algún problema físico real (demostrable con estudios de laboratorio), o alguna situación de estrés emocional causado por problemas en el seno familiar, o simplemente la deficiencia en canalizar su energía en actividades físicas o creativas que solucionarían el problema de raíz y sin efectos secundarios que podrían causarle graves daños en su salud.
Expuso que a pesar de la larga historia de popularidad del uso de medicamentos psicotrópicos, no se puede garantizar su efectividad; por ello conminó a los legisladores a poner especial atención en este tema, sobre todo cuando los fármacos van a ser suministrados a menores durante la primera infancia.
Es de recordar lo establecido por el artículo 4 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, de que “toda persona tiene derecho a la protección de la salud”. En todas las decisiones y actuaciones del Estado se velará y cumplirá con el principio del interés superior de la niñez, garantizando de manera plena sus derechos.
Finalmente, consideró Rigel Macías Hernández que se debe ser sensible y consciente respecto al riesgo que implica para la salud de los menores durante la primera infancia, el uso de medicamentos para el tratamiento de los padecimientos como el TDA y TDAH, por lo que se requiere de una estrecha vigilancia tanto en la prescripción como en el uso de los medicamentos.
