Era casi la media noche del siete de octubre, un lunes…recibí una llamada de Isauro Gutiérrez con el recado de que el Gobernador te invita a una gira de trabajo a la ciudad de México, salimos a las siete de la mañana.
La cita era en el Senado de la República, se inauguraría una muestra artesanal de nuestro Michoacán casi exclusiva para los senadores y trabajadores de la cámara alta.
La espera era larga, Emilio Gamboa no terminaba de dar un discurso y por lo tanto teníamos que esperar para la inauguración.
De pronto en alguna de las puertas apareció Luisa María Calderón, se acercó a mí , me saludo y me dijo: “Vamos con un grupo de senadores al plantón del Presidente de Santa Ana Maya, quieres ir?”, mi respuesta fue casi inmediata…el discurso de Emilio Gamboa seguro duraría aún mucho más.
Salimos caminando junto con otros dos senadores, uno de Guanajuato y otro de Durango, ambos habían sido presidentes municipales, ambos sabían de que como casi mendigos reciben 4 centavos de un peso de la federación que envía a los estados.
Vi a don Ygnacio con una mirada de paciencia, cuantos no habían llegado a ofrecer su prestigio político, a escucharle, a hacerle sentir la espera más “cómoda” mientras los virreyes del país pudieran hacer algo para ayudarle.
Los diputados federales estaban incluso más ocupados con el presupuesto que los senadores tuvieron que ser intermediarios para que en una visita posterior se presentaran con él.
Presidente te vamos a ayudar, ya levanta tu huelga de hambre rogaron los senadores panistas, te haremos llegar nuestros homólogos en la cámara de diputados.
Don Ygnacio dijo: “cuando vengan y vea lo que ofrecen entonces decidiré sí me voy, no antes”…
Se acerco también Víctor Báez el presidente del PRD en Michoacán, que junto con uno de los senadores habían sido diputados en la anterior legislatura y también apoyaría.
Pregunte a una de las personas que se encontraban cerca de don Ygnacio: “Ya vino Jesús?”, la respuesta fue no…
Decidí entonces hacer lo posible para llevar al gobernador interino de Michoacán hasta don Ygnacio.
Regresamos entonces al Senado, en el interior me acerqué al gobernador: “Oye? ignoro cómo esta tu agenda, pero creo que ya estando aquí no te cuesta nada caminar unos pasos e ir a ver a don Ygnacio, el Presidente en huelga de hambre de Santa Ana Maya”, Jesús movió la cabeza.
Descubrí luego a Julio César Hernández en aquel momento coordinador de comunicación social e insistí que valía la pena acercar al gobernador al Presidente Ygnacio.
No pasaron muchos minutos y Jesús caminó también hacia el plantón, vi al presidente Ygnacio López Mendoza entero, explicando su acción. Jesús le escuchó con atención, le dijo que esperaba que levantará pronto su huelga y le ofreció al representante en la oficina de México de Michoacán que estaría al pendiente de él, cosa que sucedió religiosamente hasta el último día que estuvo en México de huelga de hambre.
Don Ygnacio incluso presentó una licencia sin goce de sueldo, “no quiero que digan que a expensas del pueblo me estoy haciendo publicidad”…
Don Ygnacio se ganó el respeto de muchos, por su lucha para acercar a los municipios más recursos, por su humildad al señalar que era la lucha de todos los municipios del país no sólo de su tierra, por su honestidad al no cobrar como presidente mientras no estaba en su oficina trabajando, se ganó el respeto…por su valentía.
Hoy Don Ygnacio ya no esta…
Me avisaron de su muerte, primero como un simple accidente, su familia se adelanto para declarar no ha sido un accidente, obvio en Michoacán NO PASA NADA, ni siquiera matan presidentes municipales, sólo que había sido en Guanajuato el “accidente”, no paso mucho tiempo que la Procuraduría de Guanajuato diera a conocer que era un homicidio.
Hoy varios presidentes municipales de Michoacán siguen como cobardes cobrando su sueldo quincenalmente, despachando desde otro lugar sin poner un solo pie en su municipio, ayer un Presidente Municipal Ygnacio López Mendoza presento una licencia para que sus gobernados no pensaran mal en el.
El día que nos despedimos en su huelga de hambre, el Presidente Ygnacio me dio un fuerte apretón de manos y me dijo: “Gracias tocayo”
Le dije entonces: “es un orgullo conocer gente como tu tocayo con y griega”.
Hoy mas vale Presidente vivo cobarde que Presidente vivo valiente.
Hoy un honor y un orgullo conocer al Presidente Ygnacio con y griega López Mendoza.
¡Descanse en paz!
Articulista: Ignacio Martínez