No hace mucho habíamos alertado sobre la incidencia de crímenes perpetrados en contra de periodistas. En menos de una semana el estado de Veracruz ha sido el territorio en donde se han asesinado a tres profesionales de la comunicación, lo que ha causado un ambiente de psicosis y autocensura de los medios. Primero fue la corresponsal del semanario Proceso, Regina Martínez, y más recientemente dos foto periodistas cuyos cuerpos fueron localizados en un canal llamado La Zamorana. Tales muertes ya han escalado la opinión pública nacional hasta convertirse en un tema internacional que ubica a México, insistimos, como uno de los países en donde ejercer el periodismo es riesgoso.
El Comité para la Protección de los Periodistas, con sede en New York, condenó el asesinato de Gabriel Huge y Guillermo Luna Varela. “Estamos profundamente preocupados por los informes sobre estos asesinatos que, registrados en el Día Mundial de la Libertad de Prensa, ponen de relieve la grave crisis en México”, advirtió Carlos Lauría, Coordinador Senior del programa de las Américas de la CPJ, en un comunicado de prensa enviado a todas las redacciones del mundo.
Reporteros sin Fronteras y Artículo 19 han sido otras dos organizaciones que han alertado sobre la incidencia de crímenes y amenazas en contra de periodistas en México. Diversas redacciones han adoptado protocolos de autoprotección y en zonas consideradas de riesgo, es decir donde el crimen organizado no tiene freno, es común la autocensura. Hay casos documentados de compañeros que se han ido del país o pedido asilo político ante la amenaza de que han sido objeto.
En el marco del Día Mundial de la Libertad de Prensa es preciso insistir en que los Gobiernos tienen la obligación de proteger el libre ejercicio del periodismo. No sabemos qué sentido tiene la existencia de una Fiscalía especializada, a cargo de la PGR que es lo mismo que decir que depende directamente del Presidente. No ha resuelto un sólo caso, no ha emitido una sola recomendación, es decir, es un organismo cuyos miembros cobran un salario sin merecerlo. El dato es ominoso es precisamente durante los gobierno de Vicente Fox y Felipe Calderón cuando se han contabilizado una eclosión de desapariciones, ejecuciones, agresiones y amenazas a los periodistas.