Siempre las cortinas de humo que sueltan los gobiernos federales o estatales llevan consigo sorpresas non gratas. Así ha sido el tema de Rafael Caro Quintero, el mítico líder de aquel llamado «cártel de Guadalajara» liberado días antes de la promulgación de la «Reforma Energética» por parte de Peña Nieto, precisamente como «cortina de humo» o distractor social.
En dicha «reforma» se menciona mucho el rubro de «gases», ahora se incluyen en la lista a Colombia y su compañía petrolera más importante, nuevamente se señala a Brasil con su empresa petrolera, ambas para trabajar «a la par» con empresarios mexicanos o estructuras de PEMEX directamente.
El asunto primordial no es el «gas» a explotar ni el petroleo en si, es y ha sido la ineficacia, falta de tino o displacencia por parte de los gobiernos federales de unas décadas para acá, siendo Lázaro Cárdenas el único preocupado por este recurso y su manufactura nacional allá en 1938.
De mal gusto fue el comparativo priísta de Peña Nieto con el Gral. Cárdenas, dista mucho de tan siquiera emular una de sus ideas, pues mientras Peña Nieto está entregándole a los extranjeros los recursos, Cárdenas se los arrebató a aquellos que abusaban y sobrelucraban con nuestros mismos recursos. Estamos a punto de regresar a esa época, de por si la nación vende petróleo crudo y se compran gasolinas hipercaras, ahora sumemosle el rubro de «gaseras», un segmento demasiado competitivo y buscado, pues es la única materia energética doméstica e industrial.
El partido en el poder, el PRI, dista mucho de verse preocupado tan siquiera un tantito por el verdadero bienestar de los mexicanos, solo muy pocos, los elegidos, serán «bendecidos» por la nueva reforma de Peña Nieto sobre el patrimonio nacional que es el petróleo.