«…esto es una tarea impostergable y así nos lo ha subrayado nuestro comandante supremo desde el momento en que asumió la primera magistratura del país» palabras pronunciadas el 3 de enero de 2007 en el campo militar de Apatzingán, Michoacán, por el entonces Secretario de la Defensa Nacional, Guillermo Galván Galván, militar de todas las confianzas de la administración calderonista, éstas palabras fueron durante lo que se denominó como el inicio de “La Guerra Contra la Delincuencia Organizada” mediante la cual Felipe Calderón en su intento de legitimarse, saco a las calles a millares de militares y marinos para hacer labores policiacas, lo cual dio como saldo más de 100 mil muertes a lo largo y ancho del país.
A seis años de esta fallida estrategia, Michoacán nuevamente es nota nacional debido a los múltiples ataques que sufrieron tanto policías federales, como militares y marinos, que fueron emboscados con un saldo de más de una veintena de personas muertas y un grave deterioro de la imagen del gobierno y del mismo estado ante los ojos de todo el mundo. A seis años de distancia nuevamente se hace el mismo anuncio, ahora sin vestimenta militar del presidente, pero en esencia una réplica de la fallida estrategia de Calderón.
El tema de los grupos de la delincuencia organizada o el del tráfico de drogas, delitos del ámbito federal, es el tema que acapara la atención de los medios y es lo que más se comenta en redes sociales, sin embargo, el tema de la inseguridad en el estado no se limita a estas conductas delictivas competencia del fuero federal, es más que claro el incremento de los delitos del fuero común, muy a pesar de las cifras halagüeñas que se dan por parte del gobierno del estado, el número de asaltos, robos a casa habitación, robo de vehículos y homicidios se ha incrementado de manera significativa y sobre todo en la capital del estado.
Más allá de las desmedidas declaraciones del gobernador interino de Michoacán en el sentido de que en el estado no pasa nada y que está garantizada la gobernabilidad, lo que es claro y que está en la percepción de todos los ciudadanos, que en el estado y sobre todo en Morelia, ha crecido una ola delictiva y existe temor a salir a las calles, dejar la casa sola o dejar estacionado el carro en las calles, sin duda, no se puede percibir el “edén de paz y tranquilidad” que insisten en presumir las autoridades estatales.
El caso de la capital michoacana pasa casi desapercibido porque roban cámara otros acontecimientos, pero solo basta con teclear en los buscadores de internet la frase “asesinan hombre en Morelia” y la búsqueda nos aportara cientos de páginas, nombres y fechas; es solo cuestión de hacer cálculos y constatar que esos delitos del fuero común que no salen en las notas nacionales son los que se están dejando de atender y que se incrementan; muchas ocasiones los cuerpos policiacos llegan tarde cuando el ciudadano solicita su auxilio o simplemente no llegan. También hay que recordar que en Morelia ante la zozobra de la ciudadanía, se organizaron en varias colonias, esos grupos vecinales de auto defensa se multiplicaron, con cierre de vialidades con rejas o muros a manera de protección de los hogares de los colonos.
Es claro que el clima de inestabilidad e inseguridad que generan los grupos de la delincuencia organizada, dan pauta a que se multipliquen los delitos menores o denominados del fuero común, pero no es nada menor el que se prive de la vida a una persona, situación que acontece muy a menudo; es necesario en el caso de Morelia, que el presidente municipal y el gobernador del estado giren instrucciones a todas las dependencias para generar entornos favorables, acciones de vigilancia y de reacción inmediata ante los actos delictivos, porque no se percibe por ningún lado la iniciativa de ningún nivel de gobierno para intentar resolver este problema de la seguridad pública.
Será lamentable en este episodio de la historia de Michoacán si solo se atienda el delito mediático y se pierda la acción permanente del combate a todo tipo de delincuencia, si ante la presión de los medios de comunicación solo se atienda el tema en boga; por ningún motivo se debe de dejar de darle protección y servicio a la ciudadanía, se tiene que rediseñar un sistema de seguridad pública que debe de ir acompañado de programas de desarrollo social y económico; el reloj sigue corriendo, son tareas complicadas, pero si no se da ese paso decisivo, se postergara el poder acceder a estadios de certidumbre que tanta falta le hace a la ciudadanía.
Artículista: Ruben Ignacio Pedraza