Sobre educación política y comunicación

Saber decir es la clave del hogar en que habitamos: el lenguaje. Seres de comunicación es lo que nos define al entrar necesariamente en contacto con otro. Negar este atributo sería negar la posibilidad de establecer contacto con los demás. Por lo tanto, saber decir y cuidar lo que se emite es igual de imprescindible.

Estas determinaciones aplican para los individuos en general, como para los que se encuentran en la representación ciudadana. Para nadie es velado los desaciertos en comunicación social del actual coordinador general estatal, Julio César Hernández Granados. Desde el arranque de la administración faustista las variantes de mensaje y contenido gubernamentales iban y venían de acuerdo al emisor. Muchas realidades para un mismo asunto.

¿Confusión? Sí. ¿Desinformación? Por supuesto. ¿Faltas a la ciudadanía? Con toda certeza. Hoy no deja de preocupar que la información a nivel estatal se confunda con contienda política de elecciones. El coordinador de comunicación social es ya funcionario público; no debe preocuparle si ganará su partido o no, si él se quedará sin entrar a la función pública o no: ya está en funciones y es probable que esté en riesgo su trabajo que consiste en comunicar, es decir “hacer a otro partícipe de lo que uno tiene (…) descubrir, manifestar o hacer saber a alguien algo (…) Tener correspondencia o paso con otras.” Nos dice la Real Academia de la Lengua Española.

Las difamaciones no son información, no comunican más que una desesperada actitud de manchar y desprestigiar al contrario (partido político) por el sólo hecho de mantener el poder sin más razones que el poder  mismo a cualquier costo, en este caso la omisión de las acciones que atañen a la ciudadanía.