Columna Política «Diputado 501», Por Antonio TENORIO ADAME (04-XI-2024).- Las elecciones de los Estados Unidos impactan el escenario mundial; se toma la decisión del electorado para definir quién asume la Presidencia: Kamala Harris o Donald Trump, quien triunfe enfrentará los problemas propios, así como los de su entorno, entre ellos con los de México.
Una primera aportación de aprendizaje lo constituye la acreditación de ambos candidatos con experiencia política para ser Presidente.
La oposición en el debate.
El agobio de México en su relación con el vecino del norte es de orden prioritario, aunque se carece de visión de futuro al vincular las alternativas de solución a los designios del exterior.
Entre los asuntos de gran calado que ocupan nuestra agenda binacional destacan: el próximo año la revisión del TEMEC, la seguridad nacional y el orden en la frontera, la migración de la población, el conflicto del narcotrafico en particular el fentanilo, y el comercio ilegal de armas.
Una encuesta nacional sobre lo que esperamos los mexicanos de la renovación de poderes estadounidenses revela el escepticismo prevaleciente; al revisar el resultado, un 60 por ciento de la opinión no confía en el interés de Washington por resolver esos conflictos.
Para el país, dichos problemas son sustanciales; sin embargo, para los aspirantes a la Casa Blanca no. Durante el debate del pasado mes de septiembre no fueron relevantes, donde México fue mencionado escasamente solo una vez.
Esto no quiere decir que los contendientes presidenciales sostengan una misma posición, ya que la “piñata electoral” ha servido a Trump para sustituir el argumento de ideas por el relato de la “Teoría de la conspiración” con el diseño de un “enemigo”, donde se retorna al patriotismo nacional bajo el lema de “Primero es América”.
La actitud republicana convierte a los inmigrantes en blanco de los ataques, porque “están envenenando la sangre de nuestros hijos”; asimismo, Trump se empeña en desacreditar las “élites dirigentes” entre éstos los medios de comunicación como la prensa algunos de los cuales, ante la pérdida de credibilidad, han expresado su apoyo a este proyecto destructor de instituciones.
En cuanto a la posición de Kamala, la candidata de los demócratas se admite, desde la periferia del imperio, su preferencia sobre su adversario, aunque no genera grandes esperanzas, sino acaso menos agresividad con una moderada atención a los problemas.
Así la inmigración para Kamala no es objeto de amenazas, en tanto Trump promete la extradición de un millón de indocumentados por año, como ocurrió en 1954, cuando retornó al país esa cantidad masiva de nacionales.
En cuanto al TEMEC, el líder republicano pretende bloquear las importaciones sin contenido de insumos propios; por su parte, Kamala votó en contra durante la sesión aprobatoria del Senado.
La aprobación automática de la Mayoria es cuestionada.
Kamala y Trump mantienen una estrecha diferencia en la aceptación del electorado de su país; el desempate estriba en los votos aún indecisos entre la postura de mesura y madurez en preservar las instituciones legales que personaliza Kamala y la ruptura de inconformidad de sectores motivados por impulsos de superioridad emocional innatos desde los orígenes de la nación.
Se trata de una lucha muy cerrada entre la participación y el abstencionismo, entre el valor y la amenaza.
Si se quiere reeditar el comportamiento de estas vísperas electorales con el pasado hay que repasar los sucesos históricos que se suscitaron en los acontecimientos que dieron lugar a la guerra contra México en 1846-1848: comenzando con:
A).La doctrina Monroe en 1823, donde se declara que una injerencia militar de Europa sobre cualquier país de América se considera una agresión a Estados Unidos,
B).Luego, el periodista John O Sullivan publicó en Democrátic Review, en agosto de 1845, la doctrina del Destino Manifiesto: “es extendernos por todo el continente que nos ha sido asignado por la providencia para el desarrollo del gran experimento de libertad y autogobierno”.
Bajo la consigna de “América para los americanos”, la democracia soñada por los pioneros del May Flower y diseñada por los “padres del federalismo”, se desbordó para convertirse en imperio.
Es el imperio el que se transfigura, en la imagen reciclada de Theodore Roosvelt con la política del “gran garrote”. A inicio del siglo XX, durante el porfiriato se acuñó la frase: “pobre de México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”.
Para los mexicanos aún se mantiene en su memoria la injerencia del presidente Wilson que propició el crimen de “la embajada” del presidente Madero y el vicepresidente Pino Suárez, 1911.
En el presente se tiene una percepción positiva, pero variable, entre ambas poblaciones. Carlos Regidor, (Letras Libres, octubre 2024), refiere que “el 37% de los estadounidenses tiene una impresión positiva de México y los mexicanos con una impresión positiva de Estados Unidos asciende al 61%”.
Dentro del Partido Republicano se escuchan voces encendidas reclamando el uso de la fuerza pública para expulsar a los indocumentados, o impedir el tráfico de precursores chinos, base de insumos en la producción de fentanilo, o, bien, combatir directamente “a los cárteles” de la droga en Mexico; todo el discurso de Trump avanza sin cesar.
Los demócratas por su parte, promovieron dos iniciativas sobre la seguridad en la frontera, aunque Trump las bloqueó, además de exhibirse como campeón antimigrante con la disminución de los niveles de flujos migratorios con los que cerró su administración. Mientras, los demócratas muestran el control de la frontera con la operación negociada de la detención del Mayo Zambada.
Por otra parte, la opinión favorable de México en Estados Unidos tiende a descender, durante el sexenio de AMLO los demócratas pasaron, de 79% a 52%; mientras los republicanos fluctuaron de 49% a 22%.
México ha mantenido una declinación negociada en el TEMEC, así como en el control migratorio al aceptar cubrir la función de muro de contención, su grado de aceptación va en caída libre hasta dejar en la indefensión a su población transmigrante.
Hoy se ha convertido en la víctima propicia del golpe demoledor de la derecha trumpista..
Para la supremacía constitucional.
El horizonte es aterrador con el ascenso de Trump a una segunda administración.
El posible arribo de Kamala tampoco es alentador, basado en “un liberalismo que construye”, está enfocado a combatir el calentamiento global, la defensa de derechos laborales, la libertad reproductiva, y la justicia económica.
El gobierno de México tiene enfrente con Estados Unidos una relación cuesta arriba.