Columna Política «Diputado 501», Por Antonio Tenorio Adame (14-VII-2024).- El futuro y el pasado se funden en una sola representación en la mitología, como ocurre en la clásica figura del Dios Jano.
De manera similar sucede en la política cotidiana, entre la crisis de partidos políticos como en el pasado reciente y el nuevo nombramiento del gabinete de la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, emerge un futuro avizorado.
El Respeto a la Minoría Garantiza la Democracia.
La presidenta electa Sheinbaum nombró como Jefe de Oficina de la Presidencia a un etno historiador de 60 años, hijo de Cuauhtémoc Cárdenas, y nieto del expresidente Lázaro Cárdenas del Río.
La doctora Sheinbaum amplió su comentario: «Conozco a Lázaro (Cárdenas) desde hace muchísimos años, no solamente somos compañeros, amigos, sino que ha desempeñado cargos importantísimos que le permiten coordinar nuestro oficina».
Además, detalló que el trabajo de Cárdenas Batel será ayudar a dar seguimiento de los temas estratégicos del gobierno y, al mismo tiempo, relaciones con distintos sectores de la sociedad.
«No tengo duda que el próximo gobierno será congruente con la trayectoria de Claudia Sheinbaum y con las causas que ella ha impulsado y defendido a lo largo de su vida en la universidad, en la investigación científica, en el activismo y la militancia política, en el compromiso con una visión incluyente y sustentable del desarrollo en las labores de gobierno en la ciudad de México», compartió por su parte Lázaro Cárdenas.
La decisión de la Jefa del Ejecutivo se inscribe en la diversidad de sus significados.
Desde luego, como el surgimiento de una nueva generación que dispone de un vínculo con los ejes fundantes del Estado, lo cual fortalece la raíz y legitimidad del gobierno.
Esos ejes se corresponden de una parte, a la formación del Estado liberal social revolucionario, originado por la expropiación petrolera y la reforma agraria, que dieron margen a los derechos primordiales de la Nación, así como la gestación de la defensa por su vigencia de la constitución del Movimiento del 68, donde se revalidan los principios del liberalismo social mexicano.
El carácter básico del Estado social formulado en 1917 fue alterado con las reformas regresivas de Salinas de Gortari en 1992 a los artículos 3º, el 4º , el 5º, el 24º, el 27º, el 102 y el 130 constitucionales, con los cuales afectó el sentido del Estado social liberal mexicano, en términos de resguardo de la propiedad originaria de la Nación, además abrió la disponibilidad del patrimonio familiar rústico y modificó el carácter del Estado laico al restablecer relaciones con el Vaticano. Por esta vía se forzó la llegada del Estado neoliberal.
La Mayoría Calificada Sujeta al Control Constitucional.
La apertura acelerada y generalizada del Tratado de Libre Comerció cerró las cadenas de producción y canceló las vías del desarrollo industrial. Lejos de favorecer al mercado interno con productos de mejor calidad y precios a favor del consumidor, sólo generó empleos mal remunerados y de baja productividad, dando lugar a una depresión de la masa salarial y un incremento en los niveles de pobreza extrema.
Además de cerrar las vías del desarrollo del mercado interno, el nuevo modelo neoliberal marcó las pautas de control con políticas financieras de control del gasto presupuestal y la intervención en la soberanía monetaria al establecer la autonomía del Banco de México con el fin de favorecer la expoliación financiera del país.
A la autonomía de la banca nacional se añadió el paralelismo con la política del Departamento del Tesoro de EEUU, así como la creación de órganos autónomos, cuyo poder derivado de la soberanía nacional pronto se revirtió para tratar someter al poder que le dio origen.
En fin, se procuró establecer mecanismos de control a la soberanía del Estado dando origen a poderes al servicio de los corporativos financieros supranacionales.Ese es el neoliberalismo como capitalismo depredador del bienestar social.
Frente a la intención de propiciar “el nuevo Leviatán” a través de dominio absoluto del interés del mercado el Gobierno por venir de Claudia Sheinbauman, se presenta la alternativa de un Estado social de bienestar, donde se modere los abusos sin control de las fuerzas financieras de capital especulador en el mercado con el fin del equilibrio de los niveles de ingreso que permita el acceso a los servicios públicos con seguridad y calidad necesarias.
La tarea por desarrollar es sobre la base de abrir una alternativa de desarrollo que se acepte sin recurrir a la violencia, el propio Lorenzo Meyer reconoce que el impulso por modificar los funestos resultados del neoliberalismo requieren de un sistema alterno no conocidos desde ahora.
El cambio de Estado neoliberal a Estado de Bienestar y Desarrollo requiere no solo una imaginativa socio grafica racional y pactada, sino también de una comprensión necesaria para la convivencia pacifica y ordenada. A semejanza de los Acuerdos del Bretton Woods de la postguerra en 1945, ahora se trata de volver los ojos al mundo con la emergencia no sólo salvar al mercado y a la sociedad afectada sino al mundo de los riesgos que representa la falta de arrepentimiento que animaba a causa de los 55 millones de vidas perdidas; por el contrario, en el presente el riesgo es acabar de destruir el planeta, que representa el cambio climático, donde ya deja a todos amenazados de sus efectos.
En el Inter de la presentación como nuevo Jefe de la Oficina Presidencial, Lázaro Cárdenas señaló: “Somos vecinos de Estados Unidos, estamos donde estamos, no nos vamos a cambiar de casa, ellos tampoco, así que habrá que procurar entendernos sobre la base de nuestra dignidad, soberanía y es una relación que tenemos que mantener y no importa quién sea el Presidente de los Estados Unidos”.
La Declaratoria Constitucional.
La presencia de Lázaro Cárdenas acompañando a la Presidenta permite garantizar un adecuado manejo de la Agenda a partir de su experiencia adquirida durante su estancia en Washington, donde tuvo oportunidad de conocer y valorar el carácter y aptitudes de sus posibles interlocutores, lo que permite acortar las distancias de entendimiento y atendimiento sobre los grandes problemas nacionales, como señalara en su tiempo don Andrés Molina Enriquez.
Precisamente uno de esos grandes problemas es la relación con los Estados Unidos; mas ante la ola de intolerancia que se agrava con el atentado al candidato Donald Trump; ya que la tradición de la sucesión presidencial en México no marca registro alguno en que los ungidos o iniciados presidenciales hayan adquirido una experiencia en torno a la relación igualitaria que debe prevalecer entre los dos mandatarios nacionales.
Por lo pronto será el conocimiento compartido con el exgobernador de Michoacán el que ayude a disipar la bruma con una buena cercanía presidencial de ambos países.
Por el bien de todos, que así sea.