Lima, Perú, 11 de diciembre del 2022.- Se agrava la crisis política en Perú y la sangre empieza a correr en las calles: dos jóvenes, uno de 15 y otro de 18 años, resultaron muertos la tarde del domingo en Andahuaylas, región de Apurimac, en enfrentamientos que dejaron decenas de heridos entre civiles y policías durante el fin de semana.
Las muertes, ambas por herida de bala, ocurrieron durante confrontaciones en el aeropuerto de esa provincia, que significaron también la destrucción de instalaciones y equipos técnicos necesarios para la operación de vuelos.
Apurimac, distante 500 kilómetros al sureste de Lima, es una región andina de la cual es oriunda la presidenta Dina Boluarte, quien anteayer al anunciar su gabinete, llamó al diálogo y a la concordia.
Enterada de los sucesos, ella expresó condolencias por Twitter afirmando que «la vida de ningún peruano amerita ser sacrificada por intereses políticos» y reiterando «mi invocación al diálogo y a deponer la violencia».
Pero eso parece lejano porque, lejos de aplacarse, tras conocerse quienes la acompañarán en su intento de gobernar hasta 2026, la indignación de las personas en contra de su presidencia, por la disolución del Congreso y en demanda de elecciones generales anticipadas -y más atrás, en segundo plano, por la liberación del destituido Pedro Castillo-, a todas luces están multiplicándose.
Y varios analistas proyectan que eso va a continuar al alza en la medida que Dina Boluarte y los congresistas insistan en perpetuarse hasta 2026.
Violencia, protestas y huelgas
En Andahuaylas, tras conocerse de las muertes, los manifestantes atacaron y prendieron fuego al cuartel policial de la localidad. Y las protestas también ocurrían en ciudades como Cajamarca, Arequipa, Tacna, Andahuaylas, Huancayo, Cusco y Puno, además de bloqueos de carreteras, uno de los cuales se mantiene firme desde hace dos días 280 kilómetros al sur de Lima, cerca de Ica, con centenares de camiones y autobuses detenidos en la ruta. También se conocía que al anochecer del domingo, la panamericana norte fue cortada en la localidad de Chancay, 75 kilómetros al norte de la capital.
La tarde del domingo, la sexta reunión de gremios estudiantiles concluyó acordando iniciar una huelga nacional el jueves 15 de diciembre.
«La FEP (Federación de Estudiantes del Perú) acuerda, con 70 delegados de todas partes del país, movilizarse el 15 de diciembre a las 04:00 p.m., por cierre del Congreso, adelanto de elecciones generales y consulta de nueva constitución ¡Vamos a la huelga indefinida!», dijeron.
Gremios agrarios, organizaciones campesinas e indígenas anunciaron un «paro indefinido» a partir del martes, por idénticas razones, también por la liberación de Castillo, dijo el Frente Agrario y Rural del Perú.
En el Congreso, que sesionaba la tarde del domingo para retirar la inmunidad legal de que goza Castillo y dos de sus más cercanos asesores que son investigados por el Ministerio Público, terminó en escándalo cuando un parlamentario propinó un puñetazo por la espalda a otro, poco después que se conociera lo de las muertes. Una congresista, María Elizabeth Taipe, lloraba mientras hacía uso de la palabra y clamaba «cerremos el Congreso y vayámonos todos».
En las afueras del Parlamento, manifestantes y fuerzas policiacas chocaban por cuarto día consecutivo en Lima.
En medio de este panorama, el premier Pedro Angulo Arana, convocó a la totalidad del gabinete a partir de las 21 horas a una sesión de urgencia en el Palacio de Gobierno.
«Hemos observado como lamentablemente esto ha escalado, lamentamos el fallecimiento de dos personas, expresamos nuestras condolencias de corazón por los hechos que están sucediendo simplemente por intereses políticos. Estamos convocando al Consejo de Ministros para tratar las propuestas con que vamos a enfrentar este problema, vamos a reunirnos con todos los elementos de juicio y tomar las medidas que corresponden», dijo a Latina Televisión.
La sensación y el temor es que una gran convulsión van apoderándose paulatina e inevitablemente del país.
«Que renuncien todos»
Rosa María Palacios, abogada y analista integrante de la Coalición Ciudadana (un grupo que busca «recuperar la política por y para los ciudadanos y ciudadanas), dice que la gravedad de la crisis democrática en Perú -«se arrastra desde hace más de seis años», dice- exige reformar la constitución e ir a elecciones adelantadas que cambien al congreso y a la presidencia.
«El Congreso tiene los mismos problemas que Castillo: corrupción, autoritarismo, encubrimiento, cambiar ilegalmente la constitución y dos tercios del país quieren que se vayan ya. Ahora tenemos una situación cada vez más violenta en el interior del país porque no se está leyendo lo que la mayoría de la población quiere: que se vayan todos», afirma.
Hay dos caminos para hacer aquello. Una es que Boluarte renuncie tras lo cual asume el presidente del Consejo de Ministros que está obligado constitucionalmente a convocar a elecciones de inmediato.
«Pero esa tiene ser la última bala de ella», dice.
El otro es que los congresistas refrenden en Sala un proyecto de ley que ya fue aprobado por la comisión de Constitución del Congreso, el cual adelanta las elecciones. Requiere de 87 votos (2/3 de los 130 parlamentarios) en esta legislatura y luego, en marzo de 2023, ser ratificado en la siguiente legislatura, también por 2/3.
«La presidenta debería decirle al Congreso que si no lo aprueban, se verá obligada a renunciar», afirma.
Hay un tercer método y consiste en alcanzar 76 votos e ir a un referéndum.
La analista proyecta que las movilizaciones crecerán en adelante -«Andahuaylas es la tierra natal de la presidenta y es donde más protestas hay en este momento», menciona-; especifica que «las protestas son ciudadanas, muy desligadas, multipropósito, algunos piden asamblea constituyente, muy pocos piden la libertad de Castillo, pero la mayoría quiere adelanto de elecciones y que se vayan todos, la protesta es contra el Congreso, ya se fue Castillo, ahora que se vayan os otros».
En un escenario más agitado como el que viene, le preocupa que el ministro del Interior, César Cervantes, «tiene muy malas referencias, fue jefe policial y se lleva pésimo con toda la Policía Nacional, lo consideran alocado, imprudente, no sé que va a salir de ahí, puede ser una semana muy difícil.
Precisamente, a la noche del domingo, en una entrevista ante el canal de televisión Latina, Cervantes decía que es probable que se decrete estado de emergencia en las zonas convulsas y que el ejército podría ser movilizado en las mismas.
Con información de La Jornada