13 de septiembre del 2022.- El director de cine Jean-Luc Godard, padrino de la nouvelle vague francesa, ha muerto este martes a los 91 años, en su casa de Rolle (Suiza), según ha comunicado su familia. Según varios allegados citados por la prensa francesa y suiza, el cineasta recurrió al suicidio asistido, legal en Suiza. «No estaba enfermo, simplemente estaba agotado. Había tomado la decisión de terminar. Era su decisión y para él era importante que se supiera», ha señalado en Libération un amigo. «Jean-Luc Godard ha fallecido pacíficamente en casa, rodeado de sus seres queridos», ha escrito su mujer Anne-Marie Mieville.
Godard está ampliamente considerado como uno de los cineastas claves de la historia del cine mundial y un renovador de lenguaje cinematográfico desde que debutó con Al final de la escapada en 1959. Entonces tenía 29 años y era un crítico de la revista Cahiers du cinema, donde compartía redacción con los también futuros directores Éric Rohmer, François Truffaut o Claude Chabrol. En los años 60, el grupo de jóvenes cineastas demostró que se podía hacer cine con pocos medios, con grandes ambiciones artísticas y con bastante público.
Godard fue el más rebelde, contradictorio y experimental del grupo. Entre sus obras más emblemáticas se encuentran El desprecio (1963), Pierrot el loco (1965) o Vivir su vida (1963).
El impacto de Al final de la escapada, con Jean Seberg y Jean-Paul Belmondo, especialmente los cortes abruptos de montaje dentro de cada escena, le convirtió en autor reverenciado (Tarantino llamó a su productora Band Apart en homenaje a la película de Godard Una banda aparte).
Nacido en París, pertenecía a una familia burguesa protestante suiza. Aunque vivió una infancia en Suiza, pasó su adolescencia en París, como ‘rata’ de filmoteca y del cine-club del Barrio Latino. Su desprecio a la burguesía, tan propio de la generación de Mayo del 68, marcó su carrera que transitó desde la izquierda al maoísmo para terminar finalmente en una suerte de nihilismo casi reaccionario.
En 2016 obtuvo el premio del jurado del Festival de Cannes por Adiós al lenguaje: una demostración de que la veneración del autor seguía intacta. Durante su carrera fue premiado en Berlín con Al final de la escapada, Una mujer es una mujer (1961), Masculino, Feminino (1966); y en Venecia Nombre, Carmen (1983). En 2010, la Academia de Hollywood le concedió el Oscar honorífico.
Representante de la ‘Teoría del autor’
Como teórico del cine fue furioso, contradictorio y a veces ininteligible como sucedía en parte con su obra. Su filmografía está muy ligada a la relaciones sentimentales. Su relación con la actriz Anna Karina marcó el período más fértil de su carrera, los años 60, cuando representaba el futuro del arte cinematográfico con su vocación de fragmentar el lenguaje audiovisual.
Durante su relación con Anne Wiazemsky (1967–1970), se introdujo en el maoísmo y, quizá ingenuamente, pensó que unas películas experimentales podrían cambiar el mundo. En La Chinoise (1967), retrató a un grupo de jóvenes maoístas. El apogeo del Godard político llegó en Mayo del 68, cuando impulsó la cancelación del Festival de Cannes como apoyo a las protestas y participó junto con otros cineastas en el proceso de elaboración de películas cortas que llamaron cinepanfletos.
La ‘Teoría del autor’ que impulsaron desde Cahiers du cinema otorgaba al director el papel de artista total y casi único de lo que, sus criticos, señalaban que el cine tenía más de arte colectivo.
Más de medio siglo después, el propio Godard reflexionó sobre aquellos excesos: “Una de las herencias negativas de la Nouvelle Vague es la perversión de la teoría de auteur. El termino auteur ya no significa nada. El problema fue que insistimos en la palabra auteur, aunque deberíamos haber insistido en la palabra teoría”, declaraba en un libro-entrevista de Laurent Tirard.
En los años 70 experimenta con el vídeo, pero su regreso al reconocimiento llega en los años 80 con Que Se Salve Quien Pueda – La Vida, Nombre: Carmen (León de Oro en Venecia), o Passión, una revisión moderna del mito de Mérimée que le valió el León de Oro en Venecia y Nouvelle vague (1990).
Su mayor legado sin duda es su deseo permanente, casi patológico, de subvertir las normas: para Godard no existían límites. Su mujer, Anne-Marie Miéville, comentó irónicamente una vez el epitafio que debería grabarse en la tumba Godard: “Al contrario”.
Con información de RTVE de España