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Columna Política «Diputado 501», Por Antonio TENORIO ADAME (11-VII-2022).- El pésame del presidente Andrés Manuel López Obrador por la muerte del expresidente Echeverría fue repudiado por los fanáticos militantes de la 4T, sin mediar consideraciones de un protocolo presidencial con normas ineludibles que son parte de la Nación, tales como la relación pacífica con otros gobiernos, fuera de su calificación o juicio de personas o corporaciones.
POR LA NEGATIVA
El repudió al fallecido fue viral, un odio severo; pocos comentarios de aspectos parciales de su gobierno se asomaron tímidamente, ante sentencias irreversibles de suma contundencia, al grado de genocida. Sumariamente se condena al individuo pero no se examina al Estado ni el sistema de gobierno que propició las alternativas de decisión tomadas.
En tal entorno se condena el pasado, pero se omite el presente, se ultiman los vestigios de la revolución mexicana, sin advertir el neoliberalismo que nos secuestró en la miseria, el monólogo del escapismo de “sálvese el que pueda”.
Ahora, sin afán de provocar el debate de inocencia o culpabilidad, es necesario enfrentar nuestra realidad, porque si el pasado fue la muerte de estudiantes y personas inocentes a causa de una celada en Tlatelolco, así como tortura, prisión, ejecución, y desaparición de detenidos por la guerra sucia, que arrojan un régimen de crimen, ahora esa necrofilia es mayor con 100 mil desaparecidos, 200 mil muertos, 50 mil fosas sépticas clandestinas, los forenses saturados, la impunidad incrementada y periodistas y defensores de derechos humanos ejecutados.
Es oportuno preguntarnos: ¿Echeverría fue el principio de una Era que no termina?, somos acaso ¿el estilo personal de gobernar y su sombra?, ¿Dónde nos divide la responsabilidad del Estado y la del ciudadano en ciernes dentro de la democracia?, en fin, seguimos sin entendernos lo que nos sucede, carecemos de comprensión y de compromiso. ¿Cuáles son las aportaciones de Echeverría?, ¿y las de Morena resolverán los retos pendientes?
El examen puede ser exhausto y agotador, imposible abarcarlo en un artículo donde la entrega pasada ya se comenzó a esbozar la historia del Ejército mexicano.
POR LA AFIRMATIVA
Como es bien sabido, el primer rasgo de soberanía de un pueblo por lo general empieza por la formación de su ejército que le otorgue independencia, autonomía e identidad ante las demás naciones. La insurgencia de Hidalgo dio ese primer paso, después vendría otros más porque la monarquía española no era el único rival a vencer, un clero dependiente del Vaticano y el propio ejercicio de la milicia reclamaron fueros y privilegios, así como la disputa de los imperios europeos, como después lo haría el monroísmo estadunidense, ocuparon trincheras enemigas no siempre vencidas.
El Ejército mexicano fue legitimado por la Constitución de 1917, cuyo marco constitucional se forjó en el artículo 13 del fuero, el 16 de seguridad de justicia civil, 29 de suspensión de garantías, 31 de mexicanidad por nacimiento en mandos militares, y 129 de permanecer en sus cuarteles en tiempos de paz, un resumen condensado que merece ser comentado.
Si buscamos qué ocurrió de Tlatelolco a la fecha, hay que subrayar la vigencia del mismo Ejército con diferentes actores:
– El Ejército es sujeto de una celada por el Estado Mayor presidencial provocando una masacre estudiantil de 150 civiles y 40 militares.
– La Guerra sucia derivada de un conflicto del Estado y las guerrillas lleva a actos de impunidad derivados de la represión contra civiles, la estadística de víctimas que se registra de 1964 a 2021 es hasta de 350 mil.
– La Guerra contra el narco arroja saldos de espanto, 80 mil desaparecidos, 40 mil fosas clandestinas, 11 periodistas en lo que va del 2022, 36 candidatos en las pasadas elecciones, 153 defensores del medio ambiente.
Esta Guerra contra el crimen organizado fue promovida sin participar el Congreso, por tanto no fue declarada constitucionalmente. Es una guerra híbrida, multifactorial de orden trasnacional que se agudiza por la asimetría de armamento fronterizo con Estados Unidos en una triple casual múltiple de narcotráfico internacional, contrabando masivo de armas comunes y para asalto y de trata de personas provenientes de la migración. Desde la geopolítica, los Estados Unidos se benefician de esa aplicación para fortalecer su seguridad nacional.
– Derivado de los magros resultados de una estrategia equivocada contra el crimen organizado, además con la preocupación del desgaste de la imagen social como un ejército represor, también el actual régimen de la 4T propició el resurgimiento de la Guardia Nacional, bajo la misma tutela de una estrategia de “militares vestidos de civiles”. Una decisión que pronto se modificó en virtud de la insolente injerencia de Donald Trump, quien amenazó con aumentar los aranceles a México si no se frenaba la migración centroamericana. Por eso la Guardia Nacional cambio su objetivo y se dedico a una guardia de migración, por otra parte, al Ejército se le incrementó considerablemente su presupuesto y se le adjudicó tareas de orden civil, como administrar aduanas y aeropuertos, construcción de obras públicas y declararlo guardián del legado histórico de la 4T. La estrategia de seguridad se mantiene viva junto con la promesa de abrir el pasado de los desaparacidos a los que se reúne en el Campo Militar número 1, sin mediar consideración alguna de las diferencias entre las víctimas e involucrados con la violencia generalizada . El mensaje del Estado no promueve la conciliación sino el olvido .
EFECTOS CONSTITUCIONALES
No se pretende enjuiciar en “tribunal de alzada” a quienes se perciben como culpables de nuestros errores sino ver las fallas sociales, de adjudicar la responsabilidad u omisión oficial en el desempeño de su encargo.
La realidad no se puede fragmentar, busquemos la conciliación con la verdad y la justicia.
El escenario de la elección presidencial de 2024 es propicio para abrir el debate de las responsabilidades oficiales del Presidente y de las funciones del Ejercito nacional, ahí surgirán ciudadanos capaces de desentrañar la violencia atávica del país, y también un ilustre mexicano con entendimiento del problema y capacidad de conciliación para construir una candidatura inspirada en la solución de la violencia.
Es una oportunidad esperada.
