25 de mayo del 2022.- Joe Biden ha prometido actuar y avanzar en el control de armas de fuego tras el último tiroteo en Estados Unidos, que ha dejado al menos 19 alumnos y dos profesores muertos en una escuela primaria en Uvalde (Texas).
El presidente estadounidense ha llamado a hacer frente a los grupos de presión que, con el argumento de defender la Segunda Enmienda de la Constitución, que recoge el derecho de los ciudadanos a portar armas, se oponen a cualquier tipo de limitación en el acceso o en el tipo de armamento que puede adquirirse. Por ejemplo, para eliminar de las calles las armas de guerra como el fusil AR-15, utilizado por Salvador Ramos, el asesino de Uvalde.
Después de cada tiroteo, ya sea en un centro comercial, como en Búfalo, en una iglesia o en un centro educativo se repiten los lamentos públicos y las promesas de acción de los políticos, al menos desde el Partido Demócrata. Pero todos los intentos para una limitación efectiva han acabado hasta ahora en saco roto.
Un derecho recogido en la Constitución
En 2018 se estimaba que había en Estados Unidos 393 millones de armas de fuego en manos de particulares, según el Small Arms Survey, cuando el país tiene casi 332 millones de habitantes.
Estados Unidos nació de una revolución en la que los habitantes de las colonias se organizaron primero en milicias y partidas de voluntarios y después en Ejército para obtener su independencia del Imperio Británico. Como herencia de este origen, el derecho al uso de armas está inscrito en la Constitución, concretamente en la Segunda Enmienda: «Siendo necesaria para la seguridad de un Estado libre una milicia bien regulada, no debe infringirse en derecho del pueblo a poseer y portar armas»:
No solo se trata de la ley fundamental, sino de la tradición política estadounidense: la defensa de la comunidad y de la libertad personal frente a un enemigo exterior recae en última instancia en los propios ciudadanos, que para ello deben estar armados.
En Europa, por el contrario, está aceptado desde la Paz de Westfalia de 1648 que la soberanía del Estado implica el monopolio de la violencia, y por tanto solo los agentes del Estado (Policía, Ejército) pueden portar armas. La posesión y venta por particulares, por ejemplo para la caza, está fuertemente controlada y regulada.
José Antonio Gurpegui, catedrático de Estudios Norteamericanos y director del Instituto Franklin de la Universidad de Alcalá, explica que legalmente sería factible que el Congreso modificara la Segunda Enmienda, pero lo ve imposible. «Está en la esencia y el corazón de la independencia de EE.UU., en su cultura y su imaginario político», explica.
«Todo empieza con las milicias en Guerra de Independencia. La guerra se inicia porque los granjeros de Lexington estaban acaparando armas para iniciar el movimiento de independencia, y salen de Boston columnas de soldados británicos para incautarlas», ilustra Gurpegui.
“Está en la esencia y el corazón de la independencia de EE.UU., en su cultura y su imaginario político“
El catedrático señala que son muchos más quienes sostienen el derecho a poseer armas que quienes abogan por limitarlo. «Por el argumento constitucional, por la cultura de las armas y porque la mayor parte de la población lo ve necesario como autodefensa. El americano es muy individualista, no espera a que el Estado cubra sus necesidades, como la de seguridad, lo hacen ellos mismos».
No obstante, cada tiroteo, en especial cuando las víctimas son niños, altera momentáneamente la opinión pública. Según un informe de Pew Research de abril de 2021, el 53% de los estadounidenses estaban a favor de leyes más estrictas. La encuesta se realizó tras una serie de tiroteos en Atlanta, Colorado e Indianápolis. Aun así, los partidarios de mayor regulación eran menos que en 2019.
El mismo informe mostraba que tres de cada 10 adultos poseen al menos un arma de fuego, y cuatro de cada 10 viven en un hogar donde hay alguna.
Los intentos de Obama y Biden
El Partido Demócrata ha incluido el control de armas como uno de los elementos definitorios de su programa, al menos desde Barack Obama. Por el contrario, los republicanos han hecho bandera de la defensa a ultranza de la Segunda Enmienda.
Las propuestas más ambiciosas de Obama, como eliminar los fusiles con cargadores automáticos, se dieron de bruces contra el Congreso, así que el presidente recurrió en 2016 al decreto presidencial para establecer medidas más modestas: los comercios que vendían armas debían registrarse y obtener una licencia, y comprobar los antecedentes penales y psicológicos de los compradores.
Obama anunció sus medidas entre lágrimas y con un recuerdo a la matanza en la escuela d Sandy Hook, en Newton.
Su sucesor, Donald Trump, pese a oponerse como norma a la regulación, también se vio forzado a dar algún paso tras otra serie de tiroteos. El Ministerio de Justicia prohibió los rifles de carga posterior, capaces de disparar durante más tiempo.
Por su parte, Biden ha propuesto la regulación de las llamadas «armas fantasma», que pueden montarse en casa a partir de piezas compradas separadamente.
La NRA el mayor lobby pro-armas
Este martes, tras la masacre de Uvalde, el presidente ha señalado directamente a los grupos de presión o lobbies.
Hay que tener en cuenta que, según la web de datos Statista, la industria de las armas de fuego movió en 2020 25,5 mil millones de dólares. La producción se ha triplicado desde el año 2000, empujada por los modelos más pequeños, como pistolas y revólveres, según el New York Times.
El grupo de presión más importante en contra de la regulación, aunque no el único, es la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés).
La organización, creada hace 150 años, se presenta no solamente como defensora de la Segunda Enmienda, sino que asegura cumplir funciones de educación y formación. Afirma tener casi cinco millones de miembros. «Nuestros derechos están siendo atacados como nunca antes», asegura en el apartado de su página web en el que anima a afiliarse.
La NRA es también un importante contribuyente a las campañas del Partido Republicano. Trump y el senador Ted Cruz están invitados a la próxima reunión anua, que tendrá lugar precisamente en Houston, Texas, entre el 27 y el 29 de mayo.
Texas, un «santuario» para las armas de fuego
El tiroteo de este martes se ha producido en Texas. Precisamente el gobernador, el republicano Gregg Abbott, prometió convertir su Estado en un «santuario» para las armas de fuego y logró aprobar una ley que permite a los ciudadanos portar armas en público sin pasar por una formación u obtener un permiso previo.
José Antonio Gurpegui explica que los estados del sur y los del Medio Oeste suelen ser más permisivos, mientras en los Estados del norte, en Nueva Inglaterra y la Costa Este, no lo son tanto.
«En el Medio Oeste hay muchas granjas, gente que vive aislada, su seguridad es importante – argumenta – Si entras en una propiedad privada, no saben a qué vas. Te pueden pegar un tiro y no pasa nada».
Con información de RTVE de España