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Con el argumento de que las autoridades no han garantizado su seguridad personal y patrimonial los habitantes de las comunidades asediadas por la delincuencia organizada se cubren el rostro y armados con rifles, escopetas y machetes se ubican a la entrada de sus poblados para ejercer la autodefensa.
La organización “Comunidades unidas contra la delincuencia”, del estado de Guerrero, a través de la prensa local envió un mensaje a los delincuentes: “Les queremos decir que ya no vengan aquí a hacer sus chingaderas, que se vayan y que no regresen. Nosotros queremos la paz”.
Javier Sicilia, dirigente del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, señaló que la acción de los grupos de autodefensa creados en comunidades de Chihuahua, Jalisco, Michoacán, Guerrero, Morelos, Oaxaca, Veracruz y Edomex “es absolutamente legítima frente a un Estado que no hace nada, un Estado rebasado, un Estado que ha dejado que el crimen organizado tenga elementos criminales también de gobierno, de las policías y del Ejército que están dañando las poblaciones”.
En opinión de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) “nada justifica que un grupo de personas decida hacer justicia por propia mano e intente sustituir a los poderes públicos al colocarse por encima del gobierno”. Señaló que si las autoridades de los tres niveles de gobierno no cumplen con brindar seguridad pública se corre “el riesgo de que estos grupos armados se extiendan a otros estados de la República. Existe una línea muy tenue entre estas organizaciones de autodefensa y los grupos paramilitares con intereses distintos a la autoprotección, mismos que quebrantan la estabilidad de las instituciones”.
Ante las insuficiencias del Estado la sociedad entra al rescate de la seguridad perdida, del principio básico de la convivencia y para seguir actuando al margen de las instituciones pero no al margen de la ley, autoridades comunitarias de los pueblos en autodefensa entregaron a más de 40 hombres y mujeres retenidos desde hace 51 días por las fuerzas civiles a la Procuraduría General de Justicia, del estado de Guerrero.
La tendencia a la autodefensa crece y se manifiesta en diferentes modalidades que ofrecen resistencia a la delincuencia organizada. En Tamaulipas apareció un sitio en Facebook llamado “Valor por Tamaulipas” que ha tenido la virtud de disgustar a los delincuentes al denunciar sus actividades, identidad de sus integrantes, lugares donde se localizan y vínculos con la sociedad y ante la efectividad de quien maneja el sitio, ya ofreció una recompensa para quien delate al autor para matarlo.
En Tamaulipas desde Internet se ha emprendido la autodefensa y esta modalidad podría llevar a desenmascarar a los que realmente encabezan las organizaciones delincuenciales y que no necesariamente están personalmente en la operación del secuestro, la extorsión, el tráfico de drogas y demás ilícitos que ante el vacío de poder o desde el poder, han podido amasar fortunas incalculables que permanecen ocultas y están listas para blanquearse.
En la autodefensa los grupos y los individuos han demostrado que su mejor herramienta para combatir a la delincuencia organizada es el anonimato que proporciona la máscara o que caracteriza a todos los que militan en las redes sociales, por ello es un riesgo para la seguridad de los grupos de autodefensa mostrar su identidad porque alguien podría atentar contra su vida.
La respuesta de los delincuentes en contra de “Valor por Tamaulipas” y la captura de 54 presuntos delincuentes por las comunidades en autodefensa del estado de Guerrero, demuestra que en esos lugares muchos ciudadanos saben quiénes son, donde están y qué hacen los delincuentes y por eso son efectivos en sus acciones. Muchos lo saben menos las autoridades que deberían saberlo y actuar.
Los políticos saben muy bien que los vacios de poder tienden a ser llenados por otro factor que detecta la omisión y cuando este factor es el pueblo, entonces el escenario que se plantea es el cambio de política o de gobernante antes de que se atomice el poder y cada individuo con influencia comunitaria imponga su visión en la realidad estrecha que domina. Aunque en ochenta días del nuevo Gobierno federal no se pueden resolver los problemas que se crearon y crecieron por décadas, conviene percatarse que la paciencia está llegando al límite y se debe acelerar el paso.
