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Donetsk y Lugansk, territorios en disputa: ¿por qué son importantes para Rusia y Ucrania?

22 de febrero del 2022.- La crisis de Ucrania ha dado un giro este pasado lunes con el reconocimiento por parte de Rusia de Rusia de la independencia de las autoproclamadas «repúblicas populares» de Lugansk y Donetsk y el envío de tropas «de pacificación».

Ambas provincias conforman la zona conocida colectivamente como el Donbás, fronteriza con Rusia y ribereña del Mar de Azov, que comunica con el Mar Negro. Su importancia geopolítica para Rusia, la existencia de minorías rusas y el incumplimiento de los Acuerdos de Minsk son algunas de las claves que explican por qué Moscú ha dado este paso. 

Rusia extiende su zona de control hacia el Oeste 

Para Ucrania, el interés es claro: se trata de un buen pedazo de su territorio y de la defensa de su integridad territorial y su soberanía. Sin el Donbás, pierde el control de una parte de la frontera con su poderoso vecino y una región industrial rica en carbón. 

Para Rusia, se trata de extender su control más allá de sus fronteras hacia el Oeste y establecer una zona tapón o escudo protector que salvaguarde su centro. Un conflicto congelado en el Donbás le permite además condicionar la política ucraniana y dificultar su hipotética entrada en la OTAN. 

«Desde el punto de vista geopolítico, para Rusia es fundamental porque extiende sus fronteras más allá de Bielorrusia», explica a RTVE.es José Ángel López, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Comillas (ICADE) y experto en el área post-soviética. «Lo de Bielorrusia es una invasión silenciosa, es un estado marioneta desde 2020», insiste. 

El conflicto en el Donbás comenzó tras las protestas del Euromaidán, que provocaron la caída del gobierno de Víktor Yanukovich en 2014. Ante el temor a un acercamiento a la Unión Europea y la OTAN, Rusia anexionó unilateralmente le península de Crimea, históricamente parte de Rusia y sede de su flota del Mar Negro. A continuación, las provincias de Lugansk y Donetsk celebraron sendos referendos, declararon unilateralmente su independencia y comenzaron los enfrentamientos, que desde entonces han dejado unos 14.000 muertos, según la ONU.

En 2015, Ucrania, Rusia, Alemania y Francia (el llamado Cuarteto de Normandía) pactaron los Acuerdos de Misk, que sentaban las bases para una resolución pacífica, pero que nunca se han respetado. Las violaciones del alto el fuego han sido constantes, la zona no se ha desmilitarizado y Ucrania no ha dado ningún paso para cumplir con un punto esencial: una reforma constitucional para garantizar algún tipo de autonomía para ambas provincias. 

La línea de alto el fuego entre los secesionistas y las tropas de Kiev se extiende de norte a sur, cortando aproximadamente por la mitad ambos territorios. Los separatistas controlan las capitales y la mayor parte de la frontera con Rusia hasta el Mar de Azov, mientras Ucrania mantiene la parte más occidental y las ciudades de Mariúpol (en la costa del Mar de Azov), Kramatorsk y Sievierondonetsk.

«El reconocimiento de estos territorios tiene el aspecto político, que da cobertura a una ocupación rusa que de facto existía», ha segurado en el Canal 24 Horas Félix Arteaga, investigador del Real Instituto Elcano (RIE). «Pero encierra el problema de que las provincias tienen una parte ocupada por ciudadanos prorrusos y otra por ucranianos. Está por ver si este desplazamiento de tropas se va a contener en el territorio que ya ocupan o si van a tratar de ocupar todo el territorio de ambas provincias, con lo que estaríamos en una fase militar mucho más allá de la ocupación sobre el terreno».

Importante población rusa 

No hay que olvidar que Ucrania formó parte de la URSS hasta su desaparición en 1991. Las relaciones de Rusia con todas las ex repúblicas soviéticas, que ya formaban parte del Imperio Ruso, son profundas. En el Donbás hay una importante población de rusos étnicos, además de ucranianos ruso-parlantes, y matrimonios mixtos. Una parte de sus habitantes prestan obediencia religiosa al patriarcado ortodoxo de Moscú. 

«Las minorías étnicas son la excusa – asegura López Jiménez – «Desde que la Duma lanzó la petición a Putin para reconocer las independencias estaba claro el argumento que ha usado en otras zonas del antiguo estado soviético: la defensa de las minorías rusas o rusófonas en esos lugares». 

Milicianos prorrusos con apoyo exterior 

Las milicias independentistas controlan su zona con unos 15.000 efectivos, y cuentan con apoyo exterior. 

«En las repúblicas del Donbás hay un mix de fuerzas – explica el profesor de ICADE – Voluntarios ucranianos prorrusos; ejércitos privados que se desplazan a determinados conflictos, sin que Rusia reconozca su relación con el Kremlin; y contingentes rusos que actúan sin pabellón». «No puede ser que solo los grupos milicianos tengan en jaque a un ejército como el ucraniano sin ayuda exterior», subraya. 

Según la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), durante 2021 se produjeron 93.902 violaciones del alto el fuego y 91 víctimas mortales, mientras el año anteriorno hubo ninguna víctima. En las últimas 24 horas, los observadores han detectado más de 3.000 incidentes. 

«La línea del frente es inestable, con combates y bombardeos constantes a pesar de los observadores internacionales», ha asegurado en TVE Nacho Torreblanca, profesor de Ciencias Políticas de la UNED. «Si Rusia acerca tropas a esa línea los incidentes serán directamente entre tropas ucranianas y tropas rusas reconocidas. Putin puede usar la excusa de una supuesta agresión para entrar en Ucrania. La retórica es patética, que Rusia está siendo atacada por Ucrania».

Torreblanca teme que «Rusia no va a parar hasta tener un gobierno títere en Ucrania, como ha hecho en Bielorrusia, y pretende hacer en esa zona de influencia que quiere recrear». 

Los antecedentes: Georgia y Kosovo

Toda esta crisis cuenta con antecedentes cercanos. Rusia ha enviado tropas con el argumento del «mantenimiento de la paz», pero sin ningún mandato internacional, a Transnistria (Moldavia), Nagorno-Karabaj (zona disputada entre Armenia y Azerbaiyán) o Georgia. Rusia libró una guerra contra este último país en 2008 y reconoció a las regiones secesionistas de Abjasia y Osetia del Sur. 

Moscú puede argumentar que Occidente lo hizo primero: en 1999, la OTAN bombardeó Yugoslavia sin el aval de la ONU para forzarla a sacar sus tropas de la provincia de Kosovo, donde se estaban produciendo enfrentamientos étnicos entre albanokosovares y serbios. Kosovo declaró unilateralmente su independencia en 2008, que ha sido reconocida por 113 países, entre ellos la mayor parte de los que forman parte de la UE y la OTAN, pero no por España.

Con información de RTVE de España 

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