*PARECIERA QUE ES DELITO SER ADULTO MAYOR.
*PARA SUBSISTIR RECURREN A PRÉSTAMOS ANTE LA DISCRIMINACIÓN.
«La Columna», Por José Cruz delgado (31-I-2022).- Indudablemente que existe discriminación laboral en nuestro país, a los adultos mayores no los emplean porque están «viejos», cuando una persona mayor acude a solicitar el empleo que saben que pueden desarrollar eficientemente la respuesta es no, o la clásica respuesta: está bien, deje la su solicitud y nosotros le llamamos, llamada que nunca llega.
Hay frustración, desesperación, incluso, hasta se puede llegar al rencor y al odio, al darte cuenta que por «viejo» nadie te quiere, que para la sociedad eres un inútil, un desechado de la vida, incluso se puede llegar al suicidio por la desesperación porque nadie te quiere dar empleo.
Es muy difícil aceptar que por ser un adulto mayor te creen un inútil, cuando te sientes fuerte y lleno de vida, lamentablemente eso no lo ven los empleadores, para ellos eres simplemente un «viejo», incluso, en muchos casos hasta se miran de él.
Un adulto mayor es incansable, recorre caminando largas distancias llevando solicitudes aquí y allá, sufriendo sed y hambre, con la esperanza que alguien te llamé y te dé un empleo, al final de la jornada regresa decepcionado, se duerme con la ilusión de que alguien le llame y le dé una buena noticia, pero no, nada, despierta temprano, si bien le va se toma un café y un pan, si no, pues ni modo, a realizar la misma rutina del día anterior, caminar y caminar, preguntar y preguntar y dejar solicitudes de empleo, y nada, así pasan los días, muchas veces sin comer.
Sentado en una banca bajo la sombra de un árbol, sigue pensando que a lo mejor le llaman, y nada, pero quiere trabajar para no ser una carga para su familia, sí es que la tiene y cuenta con ella, si no, llega la desesperación y piensa en el suicidio para no ser una carga familiar.
Quizá quienes lean esto piensen que los adultos mayores se consideran, y no es así, buscan la manera de salir adelante, no buscan conmiseracion, sino trabajo, pero para los empleadores la juventud es lo que cuenta, a los viejos los mandan al carajo porque creen que no rinden, que no pueden, pero se equivocan porque sin honestos y muy responsables.
Bueno, pues hay una diputada de nombre Julieta Ramírez Padilla, quien presentó una iniciativa que busca prohibir de forma expresa cualquier tipo de requisito relacionado con la edad, posterior al haber cumplido los 18 años, con respecto a contrataciones, designaciones o cualquier tipo de cargos a desempeñar, ya sea en la iniciativa privada o en el ámbito público.
Plantea reformar la fracción III del Apartado A del artículo 123 de la Constitución Política, para señalar que “una vez cumplidos los dieciocho años, no podrá establecerse un límite máximo de edad para la contratación u ocupación de un empleo, salvo los casos plenamente justificados”.
Asimismo, modificar la fracción VII del Apartado B del 123 constitucional, para indicar que en ningún caso podrá establecerse una restricción de edad máxima para el acceso o continuación en un cargo dentro del sector público.
En el documento remitido a la Comisión de Puntos Constitucionales, destaca que el límite superior de edad viola los derechos de no discriminación por razones de edad y estigmatiza a las poblaciones adultas mayores, al generar la percepción de que se hace prejuzgando que en esa edad no se está en capacidad de afrontar altas responsabilidades.
Agrega que fijar límites superiores de edad no es idóneo para el objetivo de asegurar que las personas que ocupen los más altos puestos de responsabilidad tengan un desempeño adecuado.
Menciona que un análisis elaborado por la Asociación Mexicana por la no Discriminación Laboral por la Edad o Género, revela que el perfil más solicitado por los empresarios es el de una persona de edad máxima de 28 años, con licenciatura y entre 3 y 5 años de experiencia; y el 90% de las ofertas de empleo excluye a mayores de 35 años, lo que indica que es por sí mismo un atropello a los derechos de un gran sector de la población que desea incorporarse al mercado laboral formal.
La exclusión laboral de las personas adultas mayores no se da exclusivamente en el sector privado, sino que instituciones públicas han establecido limitaciones para el acceso a los cargos de más alto nivel jerárquico, subraya.
Afirma que la situación es más complicada para las personas adultas mayores, ya que “se suman los prejuicios y estereotipos con respecto a la vejez, y en consecuencia es más común que este grupo sea excluido de las actividades sociales, comunitarias e, incluso, en su propia vida familiar”.
Por ello, subraya la importancia de promover las reformas para hacer valer los derechos de las personas adultas mayores con respecto a su participación en la vida laboral plena.