Artículo de Fondo «Diputado 501», Por Antonio TENORIO ADAME (16-XI-2021).- Los encuentros de jefes del Gobierno de México, Estados Unidos y Canadá a partir de 2005 se denominaron Cumbres de Líderes de América del Norte. La del próximo jueves 18 será la Novena la que se anticipará el encuentro. Así en paralelo se producen encuentros bilaterales entre los jefes de Gobierno.
En este relato sucinto se ha destacado que el presidente Cárdenas no tuvo entrevista alguna con su par estadounidense, Franklin Delano Roosevelt cuando ambos enfrentaban un periodo difícil e incluso de potenciales conflictos entre si, no obstante la relación internacional fue una página brillante que ilustra la posibilidad de obtener acuerdos trascendentes entre ambos países. Sin duda, la mejor diplomacia de México.
Al gobierno de Manuel Ávila Camacho le correspondió la Segunda Guerra Mundial, efectivamente los vecinos del Norte requerían de apoyo en la seguridad continental y en el orden logístico interno de la producción, este se prodigó e incluso se entró en combate por vez excepcional, a nombre de “luchar por la civilización del mundo” sin alterar su doctrina.
El encuentro entre Miguel Alemán y Harry S Truman, se enmarcó en alineación proyanqui, a fin de evitar resentimientos Alemán insistió en acuerdos realizados a la luz pública, con posterioridad se le escucho en la Unión Panamericana y en el Congreso donde sus discursos de parcialidad a la Guerra Fría dieron los dividendos de nuevos créditos internacionales y Alemán fue conocido como Mr Amiguo. Una alucinación le atraía en la industrialización angloamericana convertida en modelo a desarrollar.
Las subsiguientes entrevistas estuvieron marcadas en frecuentes ocasiones por la defensa de los derechos de los “braceros”, a la vez, contaron con un ingrediente nacionalista, como fue la recuperación de El Chamizal, una parte del territorio nacional que cambio de posición de lado de EEUU debido a una desviación del curso del Rio Bravo.
Este componente de las negociaciones estuvo vigente durante los gobiernos de Ruíz Cortines y Adolfo López Mateos, durante ese periodo la Guerra Fría se recrudeció motivada por la Revolución Cubana y en especial la “Crisis de los Misiles”.
En los orígenes de la reintegración de El Chamizal, fue importante la decisión del presidente Kennedy, sin que alcanzara a culminar su propuesta sino que los honores fueron compartidos, en septiembre de1964, por López Mateos y Lyndon B Johnson.
De manera similar en proporción menor la cooperación internacional quedó simbolizada en la construcción de “La presa de la Amistad, o Falcón”.
Los orígenes de su construcción corresponden a Ruíz Cortines y culminación a Díaz Ordaz de parte de México y Richard Nixon por la Casa Blanca.
Resulta interesante recordarlos en estos momentos cuando el mandatario veracruzano era postulado candidato a presidente; fue señalado por el General Múgica de traidor a la patria por servir a los invasores de la nación en 1914, mientras a Díaz Ordaz se le vinculó a la potencia extranjera por los acontecimientos del 68, y que fueron laberintos cruzados.
Entre los usos políticos de las entrevistas además de reafirmar la legitimidad de origen, de inmediato cuando son electos, en estos casos, al parecer la intención era “relucir el nacionalismo” a manera de relegitimar el país.
Al llegar Luis Echeverría a Palacio Nacional tomó distancia de los encuentros de presidentes, promovió un activismo presidencial diplomático para fortalecer al Tercer Mundo, abrió las relaciones con China, presentó la Carta de derechos y deberes económicos de los Estados, la Asamblea General de la ONU la aprobó con 120 votos, 6 en contra y 10 abstenciones aunque por falta de formas vinculantes quedo en el abandono.
El hiperactivismo del presidente Echeverría rompió las discretas alianzas de sus antecesores en los encuentros con los líderes del Potomac, entre ellos Richard Nixon quien en el umbral del Peach – Mint tuvo que renunciar a la Presidencia para evitar el juicio político.
Ya José López Portillo aseguraba ser el último presidente emanado de la Revolución, y se trató de una confesión emocional acompañado de destellos libertarios en la formación del Grupo Contadora, la declaración franco mexicana de reconocer la Fuerza Política Representativa del Salvador, y la Cumbre de Cancún donde López Portillo y Reagan acompañados de los líderes de 22 países industrializados se reunieron a encontrar vías de cooperación entre los países desarrollados del norte a favor de países marginados del hemisferio sur.
El epilogo de la Revolución mexicana cerró con el galardón de restablecer la paz, la convivencia y cooperación entre los países de Centroamérica, cuyas condiciones de vida se perdieron por la violencia, migración y profunda pobreza envueltas en el apocalipsis humanitario del presente.