Artículo de Fondo «DIPUTADO 501», Por Antonio Tenorio Adame (27-IX-2021).- A doscientos años de consumada la independencia, aún se discute quien fue el Padre de la Patria. Para algunos mexicanos Agustín de Iturbide le disputa a Miguel Hidalgo la Corona de laureles, ¿será cierto?, o ¿es el imaginario de la ideología binaria entre liberales y conservadores?
En el transcurso de la semana coinciden dos eventos separados por el tiempo, pero vinculados por su experiencia regresiva: uno es el Bicentenario de La Consumación de la Independencia y el otro es la instalación de las Comisiones de los diputados.
POR LA NEGATIVA
La LXVI Legislatura de los diputados se conformó con alrededor de 30 por ciento de sus legisladores reelectos, bajo el principio de que la experiencia adquirida le sirve de experiencia para fortalecer la calidad de los trabajos del Congreso. No obstante, la asignación de Comisiones ha demostrado que la reelección transmitió los vicios de presiones para beneficio propio, pasando sobre la disciplina partidista, para exigir la presidencia de comisiones.
Es por eso que la Coordinación de Morena se convirtió en eficiente oficina de colocaciones y empleos. Así quedó mostrado al reformar la Ley orgánica para ampliar las oportunidades de satisfacer intereses de legisladores y partidos.
El artículo 39 de la citada Ley orgánica se modificó al aumentar en cinco el número de comisiones, al pasar de 46 a 51. El registro del tablero electrónico marcó 465 votos a favor, 23 en contra y 0 abstenciones. Es claro un triunfo de la Partidocracia.
La clásica división de Comisiones entre las de dictamen y ordinarias, quedo en el olvido, incluso la clasificación funcional administrativa, a manera de “gabinete sombra” fue desbordada al transformar 3 comisiones ordinarias en siete comisiones. A este paso los diputados pueden resolver el problema del empleo del país.
Como por arte de magia de cuatro comisiones formaron siete, el reto es determinar los objetivos funcionales o administrativos que deban cubrir, como sería el caso de comisiones ordinarias que solo deban observar el desempeño responsable del área del Ejecutivo que le corresponde, ya que, a cada Secretaría o entidad del Gobierno, corresponde una Comisión. Pero si de una Secretaría, se dividió para crear hasta más de una Comisión, es de suponer que su observación o seguimiento descansa en un área compartida, o una subsecretaría.
Desde luego la decisión de la Junta de Coordinación Política se percibe como la actitud de ampliar sin límites la base burocrática del Poder Legislativo. Se menciona ya un hecho inadmisible en la historia del Congreso, es el referido a la rifa de las Comisiones, como una salida falsa a la sobredemanda de los diputados sobre el liderazgo.
Ya la rifa de candidaturas, algunas convertidas en legisladores, es causa de escándalo, porque rompe con los supuestos requeridos de la representación y la capacidad de los responsables del cargo, este problema se magnifica si se pone en práctica con los candidatos ganadores porque un Coordinador o Presidente de Comisión debe ser un legislador con reconocida capacidad técnica y jurídica que ayude a un nivel eficiente en las soluciones a su problema.
En un proceso legislativo lleno de dudas, donde todo se remite a evitar el debate, Movimiento Ciudadano demandó una Moción suspensiva al inicio del debate, porque acertadamente señaló que el método de ir a la sesión con todo arreglado y someter a la Asamblea al acuerdo de considerarlo, de “urgente y obvia resolución”, lo que ocasiona es que se impide legislar debidamente conforme al reglamento.
POR LA AFIRMATIVA
La historia es arma de futuro cuando contribuye a esclarecer el pasado, y orienta la capacidad creativa de la sociedad en un orden superior.
Entre la LXIV Legislatura de 2021 y la Legislatura del Imperio mexicano 1821 existe la diferencia de dos siglos, pero también existe la dualidad de identidad en que ambas son Legislaturas innovadoras.
Ya que la primera le corresponde demostrar que la reelección recién aplicada es el instrumento de mayor eficiencia del Congreso, en el caso de la segunda se marcó el objetivo de elaborar una Constitución sin lograr alcanzar ese fin.
Acaso la LXIV Legislatura, ¿Logrará ser el epígono del nuevo parlamentarismo?, es de dudar.
De la experiencia bicentenaria fue trágica, de acuerdo con Lorenzo de Zavala, el Primer Congreso mexicano fracasó, en parte, porque la Junta gubernativa que nombró Iturbide tenía como propósito preparar los trabajos del Congreso, lejos de eso se afanó “en crear empleos, se concedieron premios y recompensas”, el fracaso se precipitó.
Cuando el Emperador se empeñó en fortalecer a la oposición al imponer sus decisiones sin escuchar a nadie “la más monstruosa amalgama de elementos heterogéneos, fue el principio de sus operaciones».
En los tiempos presentes, en los primeros avances de la LXIV Legislatura no se han dado muestras de ningún cambio favorable de un nuevo parlamentarismo a pesar de que alrededor de 30 por ciento de la anterior Legislatura alcanzó los beneficios de la reelección.
La historia no se repite, cuando ocurre, en la primera vez sucede como tragedia y en la segunda suscita una comedia.