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El fuego devora el Mediterráneo: los incendios en Grecia y Turquía muestran que «la crisis climática ya está aquí»

07 de agosto del 2021.- Diez días después del inicio de una de la peores olas de incendios que se recuerdan en Turquía y Grecia, el fuego sigue devorando descontroladamente el Mediterráneo oriental. Las llamas, que han dejado ocho muertes en la península de Anatolia, asolan los suburbios de Atenas, donde se ha producido la primera víctima mortal griega, y se multiplican también en Italia y en los países balcánicos.

Bomberos voluntarios miran las llamas acercándose a una autopista en la zona de Afidnes, en Atenas 

El fuego llega después de una ola de calor extrema en la zona, inusual no solo por las altas temperaturas –que con 47 grados en Grecia se acercan al récord de calor histórico europeo-, sino por su duración en el tiempo. «El servicio meteorológico griego habla de que en los últimos 35 años no se han registrado temperaturas tan continuadamente altas y tan extendidas en la zona», explica Albert Barniol, físico y director del Área de Meteorología de RTVE.

El origen de los fuegos está en una «masa de aire muy cálida unida a una estabilidad atmosférica que provoca la persistencia sobre ese lugar», unas condiciones similares a las de la ola de calor extrema que azotó Canadá y Estados Unidos a finales de junio y que España ha padecido en otras ocasiones.

Aunque «no se puede establecer una relación directa entre un fenómeno concreto con el cambio climático», las condiciones que han provocado una ola de incendios tan destructiva son más frecuentes e intensas a causa del calentamiento global, asegura a RTVE.es Antxon Olabe, experto en cambio climático y autor del libro Crisis climática ambiental.

Barniol coincide. Sería necesario llevar a cabo un estudio de atribución, como se hizo con el calor extremo en Canadá, pero asegura que «este tipo de episodios son más probables con el cambio climático».

«Episodios como el de Grecia serán más intensos y frecuentes en España»

En Grecia, lo peor se lo ha llevado la periferia norte de la capital, la isla de Eubea y varios puntos del Peloponeso, como Olimpia, donde las llamas han arrasado con los alrededores del yacimiento arqueológico de la cuna de los Juegos Olímpicos. Un hombre de 38 años murió luchando contra uno de los múltiples fuegos cerca de Atenas, en lo que el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, ha calificado de «crisis ambiental sin precedentes».

Turquía, donde los fuegos empezaron antes, está volcada en apagar varios focos descontrolados en el sur de su territorio. En el país se han quemado casi 160.000 hectáreas, nueve veces más que la media de 17.500 que arden hasta estas fechas en otros años, y han acudido a su ayuda equipos de extinción de incendios de España, Estados Unidos y varios países europeos.

Los dos países, como Italia, donde se ha declarado una movilización nacional para extinguir los incendios en Sicilia, forman parte de una de las «zonas calientes del cambio climático», el Mediterráneo, alerta Olabe. «Los informes del IPCC -Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático de la ONU- ya nos indicaban que los episodios de calor intenso iban a ser más frecuentes y se está cumpliendo este pronóstico», subraya Barniol, y resalta además que «los incendios forestales son uno de los grandes peligros sobre tierra que mostraba el IPCC, especialmente en el Mediterráneo y la Península Ibérica».

Países como el nuestro, afectados por cada vez más sequías y precipitaciones más irregulares, son especialmente vulnerables. «Esperamos que episodios como la ola de calor que afecta a Grecia sean más intensos y más extensos en España. También esperamos que los incendios forestales sean más peligrosos, así que tenemos que tener mucho más cuidado», alerta el meteorólogo.

Olabe apunta también hacia otros ejemplos, como la ola de incendios que sufrió Australia el año pasado, o los que ahora calcinan el oeste de EE.UU.: «En California ya se habla de nueva normalidad de incendios. Antes había una temporada de incendios, pero ahora se alargan buena parte del año».

No cree que en el Mediterráneo tengamos las mismas condiciones que al otro lado del charco, pero señala que «hay que estar preparados», con advertencias como los devastados fuegos de Portugal en 2017, que dejaron 60 muertos e introdujeron en Europa el concepto de megaincendios. También Grecia fue asolada en 2018 por unos incendios que causaron más de 90 fallecidos.

ncendios al alza en Europa

La tendencia es claramente al alza: este año Europa ha sufrido un gran incremento la destrucción causada por los incendios. En 2021 han ardido cerca de 250.000 hectáreas, lejos de la media registrada entre 2008 y 2020, de 142.000. Julio ha sido el segundo mes más cálido desde que se tienen registros, lo que ha hecho crecer los incendios especialmente en países como Italia o Grecia, según datos del Sistema Europeo de información sobre Incendios Forestales.

España ha «esquivado la bala» por el momento del calor extremo y los incendios este verano, apunta Barniol, gracias en parte a las mismas condiciones atmosféricas que «encadenan» el aire cálido en el Mediterráneo Oriental, pero eso no quiere decir que el calor pueda llegar en las próximas semanas.

«En líneas generales nuestros veranos van a ser más cálidos y nos vamos a parecer más a Grecia que a un clima más benigno, lamentablemente». Este año se han producido en nuestro país 225 incendios, por encima de la media de 96 registrada entre 2008 y 2020, y se han quemado 38.740 hectáreas, ligeramente más que la media (de 34.718 de 50.000).

Nuestro país, según Olabe, está relativamente bien preparado para el fuego, pero pide más implicación desde Bruselas: «Hay que apelar a la Unión Europea porque los países del sur necesitamos mucho apoyo. Tenemos las políticas de adaptación más complicadas y hay que gastar muchísimo dinero en prevención y sistemas de control una vez que se producen»

Una sucesión de eventos extremos «como no hemos tenido en 30 años»

«Este año estamos teniendo una concatenación de eventos extremos asociados con la crisis climática como posiblemente no hemos tenido en los últimos 30 años», recuerda Olabe. Cita los eventos del calor extremo de Canadá, donde los termómetros rozaron los 50 grados y murieron cientos de personas. A ello le siguieron, casi sin pausa, las inundaciones en Alemania y Bélgica, las de China y los fuegos en California y el Mediterráneo.

“La desestabilización del clima ya ha ocurrido y los impactos están ocurriendo delante de nuestros ojos“

«Es un año en el que de manera contundente aparece ante nuestros ojos lo que la ciencia viene avanzando desde hace ya mínimo 30 años», avisa. De entre todos estos fenómenos, los incendios tienen «una carga de dramatismo y de tragedia visual» especial para el ser humano, solo comparable con las inundaciones.

A diferencia de la subida del nivel del mar, inapreciable en el día a día, los incendios son una consecuencia del cambio climático que vemos de manera directa. «Son impactos muy estremecedores que nos hacen darnos cuenta de que la desestabilización del clima ya ha ocurrido, que la crisis climática ya está aquí y que los impactos están ocurriendo delante de nuestros ojos».

El economista ambiental pide que estas situaciones sean una llamada a la acción. «Lo que nos tiene que hacer es no caer en la desesperación y acelerar todas las medidas de mitigación, para que esto no vaya a más, o si va a más, que sea relativamente dentro de un orden y no una tendencia descontrolada que conduzca a una crisis climática catastrófica».

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