Columna Política «La Feria», Sr. López (27-V-2021).- Usted se acuerda del primo Daniel de este menda, ese con cociente de inteligencia de caracol con insuficiencia de ácido fólico, bueno: salió a su papá, tío Daniel. Para que le calcule: un día regresaba del mercado su esposa, tía Elena y vio estacionado frente al edificio en que vivían, un Chevrolet Bel Air 57, convertible, más hermoso que la Capilla Sixtina con su marido recargado en él con cara de orgullo. Lo había comprado y como no era hombre de caudales, la tía solo exclamó: -¡Cómo! –y él le dijo que lo vio en un lote de coches usados con un precio de ganga, pero una ganga de no creerse. No le creyó la tía, le enseñó la factura, era cierto. Gritos de gusto, abrazos, bueno, hasta besos. La tía quiso dar una vuelta y el tío Daniel explicó: -No, hay que ponerle motor y luego que llegue de Estados Unidos, la suspensión, pero de lo demás está impecable, ya encontré un radio usado que le cabe muy bien –no le habló semanas.
El pasado lunes en la tardecita, el Presidente subió un video a las redes, informando al país con una sonrisa de comer tostadas, que había comprado en 600 millones de dólares la mitad que era de la Shell, de la refinería Deer Park en Texas (la otra mitad ya era de Pemex). Nos hizo saber que esa planta tiene una capacidad de refinación de 340 mil barriles diarios, igual a la que Dios mediante, si el clima lo permite y con tantita buena suerte, tendrá la de Dos Bocas cuando la terminen de construir, la pongan en marcha y empiece a producir (los 8,900 millones de dólares de su costo de construcción no se mencionan, por aquello de que las comparaciones son odiosas… si sale en eso).
Otras cosas dijo sobre esto el Presidente: que a partir de 2023 México producirá todos sus combustibles y que la compra de la refinería se hizo sin crédito ni deuda, pues el dinero salió “de los ahorros por no permitir la corrupción, por hacer un gobierno honesto y austero, sin lujos” (fondo musical sugerido: cuarto movimiento de la Novena sinfonía Beethoven, el Himno a la Alegría).
Sin embargo, póngase en guardia. Parece que la cosa no es tan así. En la madrugadora de ayer, el Presidente anunció que Banobras transferirá a Pemex 30 mil millones de pesos (unos 1,500 millones de dólares, no se distraiga, Deer Park se compró por 600), y aparte se dispondrá de los 7 mil millones que quedan en el Fonden (Fondo de Desastres Naturales), para tres cosas: pagar Deer Park, pagar la deuda de Deer Park y para una coquizadora en la refinería de Tula (una ‘coquizadora’ es un cosa que refina combustóleo y hace gasolina y diesel… ‘tá bueno).
Ya sabiendo lo anterior de boca del Presidente, resulta que el dinero no salió “de los ahorros por no permitir la corrupción, por hacer un gobierno honesto y austero, sin lujos”… no, sale de Banobras (y hasta nuevo aviso eso se llama crédito, a menos, claro, que se trate de un atraco a las arcas de ese banco), y del fondo para desastres, con lo que más nos vale que nuestra madre Tierra se la lleve calmada unos cuantos años al hilo.
Ahí estaba presente ayer, el exoficial Mayor del entonces D.F. (cuando López Obrador fue jefe de Gobierno), exdiputado, ingeniero agrónomo y ganadero, hoy director General de Pemex, Octavio Romero Oropeza, quien muy fresco, informó que la compra de la mitad de la refinería de Deer Park en Houston, Texas, costará 1,192 millones de dólares al incluir los montos por inventarios y deuda que se pagarán a Shell si las autoridades de los EUA aprueban la operación. Quisiera el Creador que no, pero sí la van a aprobar. Lástima.
El Presidente, mirando hacia arriba y de ladito, con las manos atrás, ni por enterado se dio: no son 600, son 1,192 millones de dólares. Y don Oropeza, detalló: son 596 millones de dólares por la compra, más 106 millones de inventarios y 490 millones de dólares de deuda de la refinería. Deer Park, debe 980 millones de dólares, de los que a Pemex le toca pagar la mitad, la mitad de la Shell, que su mitad, la de Pemex, ya verán cómo van dando abonos… total, con ser más honestos y austeros.
Otra cosita que mencionó don Oropeza es que Deer Park es un negociazo, que nunca ha arrojado pérdidas, excepto el año pasado por eso de la pandemia: “(…) a lo largo de todos los demás años ha tenido una actividad constante, un buen desempeño y utilidades”, dijo muy orondo.
Ojalá esté mal informado don Oropeza, director General de Pemex, ojalá confunda barriles de petróleo con cabezas de ganado, porque si no, es un mentiroso: Deer Park está en la Bolsa de Valores de allá, de los EUA y por eso tiene la obligación de presentar informes de su situación financiera (entre otras cosas, pérdidas o ganancias), y resulta que Deer Park ha arrojado pérdidas en 2019 y 2020: 1,438 millones de dólares en 2019 y 4,056 millones de dólares en el 2020; queda usted advertido que la mitad de la prensa consignó estas pérdidas en pesos y los legisladores panistas, en dólares, vaya usted a saber quién tiene razón, pero eso de que perdió solo el año pasado por la pandemia, es cuento.
También es interesante enterarnos que el gobierno de la 4T, decidió invertirle a la Deer Park, entre 2019 y 2020 la no módica suma de 21,635 millones de pesos (12,000 mil en 2019 y 9,635 en 2020), y la acaban de comprar en 1,192 millones de dólares, que son, más o menos, 23,840 millones de pesos… bueno, uno no sabe de estas cosas, a lo mejor sí es un negociazo.
Ya nomás falta que Pemex aprenda a lidiar con los trabajadores de la Deer Park, que ganan el triple que los mexicanos y de los que no se va a poder deshacer, porque en la compra quedó formalizado que “Pemex reconocerá a United Steelworkers y adoptará el Convenio de Negociación Colectiva”. Y esos no son como los del sindicato de Pemex, allá la cosa es en serio.
¡Ah!, por cierto, ahí le avisan al Presidente que los combustibles que Pemex refine en la Deer Park, los va a importar por más que esa planta sea de Pemex, pues está en otro país. Hay compras tan malas que son las mejores ventas. Nadie vende la lámpara de Alí Babá.