13 de mayo del 2021.- Las muertes por COVID-19 en Estados Unidos han caído a un promedio de 600 diarias, su nivel más bajo en 10 meses, y en la mayoría de los estados han sido menos de diez o incluso cero algunos días.
Las infecciones confirmadas, en tanto, han caído a alrededor de 38.000 por día, su nivel más bajo desde mediados de septiembre. Aunque sigue siendo preocupante, han caído 85% de un pico de más de un cuarto de millón de casos diarios a inicios de enero.
La última vez que las muertes estuvieron tan abajo fue a inicios de julio, hace casi un año. Las muertes por COVID-19 en Estados Unidos alcanzaron su pico a mediados de enero, con un promedio de más de 3.400 diarias, apenas en el primer mes de la mayor campaña de vacunaciones en la historia del país.
Kansas no reportó nuevas muertes entre el viernes y el lunes. En Massachusetts, el diario Boston Herald puso un enorme cero en la primera plana el miércoles, bajo el titular “Primera vez en casi un año que el estado no tiene nuevas muertes por coronavirus”.
El doctor Amesh Adalja, experto en enfermedades infecciosas en la Universidad Johns Hopkins, dijo que las vacunaciones han sido cruciales, incluso cuando el país pasa trabajos para alcanzar la inmunidad colectiva, una meta que luce complicada. “El objetivo principal es negarle al virus la capacidad de matar a la tasa que podría y eso ha sido conseguido”, dijo. “Hemos efectivamente domado el virus”.
Casi 45% de los adultos del país están plenamente vacunados y más de 58% han recibido al menos una dosis, de acuerdo con los Centros de Control y Prevención de Enfermedades. Esta semana, la vacuna de Pfizer recibió luz verde para ser usada en niños de 12 a 15 años, un paso que pudiera facilitar la reapertura de las escuelas.
Médicos como el doctor Tom Dean en el condado rural de Jerauld, en Dakota del Sur, se sienten cautelosamente optimistas, aunque les preocupa el elevado número de personas que han decidido no vacunarse o que han relajado su seguimiento de las protecciones contra infección. El condado ha registrado solamente tres casos confirmados en las últimas dos semanas de acuerdo con Johns Hopkins. “Lo que me preocupa son las personas que creen que todo esto se acabó y que ya no hay razón para preocuparse”, dijo Dean. “Pienso que la complacencia es nuestra mayor amenaza en estos momentos”.
Varios estados, como Wyoming, Vermont, Alaska y Hawaii, registraron un promedio de menos de una muerte por COVID-19 al día durante la semana pasada, según los datos facilitados por Johns Hopkins hasta el martes.
E incluso entre los cinco estados con más muertes diarias -Michigan, con una media de 65,4, Florida, con 61,7, California, con 48, Texas, con 44, y Nueva York, con 39,3-, todas las cifras, excepto la de Florida, estaban bajando.
California, el epicentro del brote en EEUU durante el invierno, registró 1.231 nuevos casos confirmados el miércoles, por debajo de un pico de 40.000. El condado de Los Ángeles informó de 18 muertes el martes, frente a las más de 200 diarias de enero.
Vermont, que con casi un 63% lidera el país en cuanto a la proporción de su población que ha recibido al menos una dosis de vacuna, lleva casi una semana sin informar de una muerte por COVID-19.
La mejora no ha sido tan espectacular en todas partes. Michigan, que durante semanas ha registrado la peor tasa de infección del país, sólo ahora está empezando a ver un descenso de la mortalidad. Pero en las últimas dos semanas, los casos en el estado se redujeron de una media diaria de casi 4.860 a unos 2.680 el lunes. “Cada día estamos más cerca de dejar atrás esta pandemia”, dijo la gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer.
En Kansas, la funeraria Amos Family Funeral Home & Crematory atendió a varias víctimas del COVID-19 en el momento álgido del brote. Pero desde hace semanas se ocupa de uno, dijo Parker Amos, presidente de la empresa del área de Kansas City. “Es un gran alivio”, dijo. “Especialmente al principio de esto, cuando no sabíamos exactamente lo malo que era o lo malo que iba a ser, daba miedo estar en esta industria”.
La funeraria está trabajando ahora con un retraso en los servicios funerarios que las familias pospusieron cuando los casos aumentaron. “Quieres que las familias sean capaces de tener ese cierre”, dijo Amos, “y aguantar eso durante un año es algo que sentimos por esas familias en gran medida porque es algo que es realmente duro”.
El doctor Mark Rosenberg, presidente del Colegio Americano de Médicos de Urgencias, estuvo a punto de ser conectado a un respirador artificial cuando contrajo COVID-19 en diciembre. Ahora se maravilla de cómo han cambiado las cosas, diciendo que la gente está tan alegre que le recuerda las fotos que ha visto de los soldados que regresan de la Segunda Guerra Mundial. “Así es como se empieza a sentir, que lo hemos conseguido”, dijo Rosenberg, que ejerce la medicina de urgencias en St. Joseph’s Health en Paterson, Nueva Jersey. “La gente vuelve a tocarse. Se están abrazando”.
El número total de muertos en Estados Unidos por la pandemia ascendía a más de 583.000 hasta el miércoles. Los equipos de expertos consultados por los CDC proyectaron en un informe la semana pasada que las nuevas muertes y los casos descenderán bruscamente a finales de julio y seguirán bajando después.
Esta perspectiva alentadora contrasta con la catástrofe que se está produciendo en lugares como India y Brasil.
“Creo que estamos en un gran momento, pero creo que la India es un importante cuento con moraleja”, advirtió Justin Lessler, profesor de epidemiología en John Hopkins. “Si se produce una combinación adecuada de dudas sobre las vacunas, variantes potencialmente nuevas y un rápido retroceso de las medidas de control, podríamos echar a perder esto y tener otra oleada que es completamente innecesaria en este momento”, dijo Lessler.
Ali Mokdad, profesor de ciencias métricas de la salud de la Universidad de Washington, predijo que, a medida que continuaran las vacunaciones, tanto los casos confirmados como las muertes disminuirían en el verano, lo que llevaría a muchos a asumir que “el COVID-19 ha desaparecido”, incluso cuando los brotes en lugares como la India tienen el potencial de alimentar nuevas variantes más virulentas.
“La carrera consiste en vacunar todo lo que podamos antes de entrar en el invierno”, dijo Mokdad, y añadió que el porcentaje actual de población vacunada no es lo suficientemente alto como para detener otra ola de infecciones por coronavirus.
Con información de Infobe