Columna Política «La Feria», Sr. López (11-V-2021).- En la lejana infancia de su texto servidor, ya se festejaba el Día de las Madres y los niños hacíamos en la escuela algún “trabajo manual” para obsequiar a nuestras respectivas (por ejemplo, servilleteros de palitos de paleta, preciosos… ¡agh!). En uno de esos días, se topó este menda con su primo Pepe, el más impresentable primo que tenerse pueda y le preguntó qué le iba a regalar a tía Josefina, su mamá. Pepe contestó de aire: -Nada, cómo crees, mi mamá me las pasa todas, pero si le doy algo hoy, va a pensar que es burla –tenía razón.
Ayer (atásquense mamacitas), el Presidente al inicio de su madrugadora, anunció: “Esta mañanera va a ser especial. No vamos a informar de nada, no vamos a contestar preguntas de ustedes (se refería a los chicos del coro, periodistas-porra-aduladores, de su compañía de teatro), porque las mamás son lo primero”. Acto seguido, envió una “felicitación sincera y cariñosa” a las tenochcas madres, a las que “están con nosotros” y también, cómo que no, si él está en todo, a las que “están en el cielo o en el lugar de la felicidad y el amor y que las recordamos y vamos a recordar eternamente” (y un cielo impasible despliega su curva). Y agregó muy en su papel de Raúl Velasco: “Queremos ofrecer a todas las mamás un festival en la mañanera. Va a ser un festival para que las mamás se sienten, se acomoden, vean la televisión, el internet o por el medio que sea y que sea inolvidable con Eugenia León”. ¡Cómo no!
“Las mamás son lo primero”, palabra presidencial, pero no todas, no se quieran tomar la mano si les dan el pie:
No son lo primero las mamás de niños con cáncer, esas a las que el 23 de enero de este año, les cerraron las puertas de la Casa Presidencial (antes Palacio Nacional), cuando pidieron ser recibidas por el Presidente, por la falta de medicamentos (le digo, no tienen llenadera). No las iba a recibir sabiendo que están manipuladas por políticos, pues no hay desabasto (palabra presidencial), y mucho menos después de que un periodiquito fifí como el Washington Post, publicara el 16 de febrero de este 2021: “Malas decisiones del Gobierno de AMLO propiciaron el desabasto de medicinas para el cáncer: padres de niños con cáncer calculan que 1,600 niñas y niños han perdido la vida por falta de tratamiento oncológico”. Ni a Madero se le calumnió más. ¡Qué cruz la del Presidente!
No son lo primero las mamás de las víctimas de feminicidio, a las que se negó a recibir el Presidente el 27 de julio de 2020, tras 22 días de plantón frente a Palacio.
No son lo primero, las mamás de los 28 asesinados en el bar Caballo Blanco en Coatzacoalcos, Veracruz, a las que el 7 de junio de 2020, se negó con aspavientos, a recibirles un documento que le quisieron entregar yendo él en su camioneta, que el chofer les ‘echó’ encima casi atropellando a una.
No son lo primero las madres trabajadoras a las que quitó las estancias infantiles gratuitas, por lo que a principios de este año, por falta de guarderías, han abandonado su empleo cuatro de cada 10 mujeres con trabajo poco calificado y tres de cada 10 altamente calificadas, según el Banco Mundial.
No son lo primero las madres -y mujeres en general-, a las que cerró los refugios o centros de atención a víctimas de violencia. Y no son lo primero porque del millón 200 mil llamadas anuales de auxilio que recibe el 911, el Presidente nos informó el 15 de mayo de 2020, el 90% son falsas, aunque no lo crean las que marcan el 911.
No son lo primero las que marcharon el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, ante el muro metálico que el Presidente se vio obligado a instalar aislando de ellas el Palacio Nacional, porque no oyeron el atento llamado que desde el 17 de febrero del año pasado les hizo “(…) les pido con todo respeto, que no nos pinten las puertas, las paredes”. Y esas necias que lo acusan sin ver que son la ocasión de lo que se quejan, empecinadas en no aceptar con cristiana resignación los feminicidios, las violaciones, los abusos… ni parecen madrecitas mexicanas.
No son lo primero las madres de los 61 mil 317 desaparecidos (cifra oficial de Gobernación de principios de enero del año pasado):
Mientras se celebraba en el Salón Tesorería el festival en honor de las madrecitas que no han perdido hijos o no protestan por monas que son, se quedaron afuera de Palacio Nacional esas otras (no hacen reservación y luego quieren… ¿pues qué privilegios creen tener?), esas testarudas madres que ya no tendrán nada que celebrar ningún 10 de mayo, pedían audiencia con el Presidente quien -con la prudencia que da la insensibilidad-, mandó a que la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero y el subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración, Alejandro Encinas Rodríguez, les recibieran un escrito y que se den por bien servidas.
Para que vea usted hasta dónde llega la incomprensión de esas mamás con hijos desaparecidos, piden que el Presidente impida el cambio ya aprobado en el Congreso, a la Ley Orgánica de la Fiscalía General de la República, que oficialmente se desentenderá del tema al dejar de pertenecer al Sistema Nacional de Búsqueda. Y su tendencia conservadora-fifí se manifiesta fuera de duda con lo que declaró una de ellas, Yolanda Morán, de Torreón, Coahuila, quien busca a su hijo desde 2008, quien profirió: “Se lo vamos a cobrar políticamente”. ¡Uy, sí, qué miedo!, piensan muros adentro de Palacio.
De veras, cuánta incomprensión sufre nuestro redentor y transformador. Y es un ser humano, por eso a veces le gana la desesperación, como cuando exclamó “¡Ya Chole!”, rechazando las acusaciones de violación a uno de sus amigos, amigos, Félix Salgado Macedonio. Por eso cuando le preguntaron por qué no fue al lugar en donde murieron 26 y 79 quedaron heridos, ninguno de ellos hijo de nadie, hasta que se pruebe judicialmente que tenían mamá, el Presidente se permitió responder como cualquiera de nosotros haría: ¡Al carajo!… bueno, algunas mamás de las buenas, pueden pensar: -Sus deseos son órdenes, ¡al carajo!