Columna Política «La Feria», Sr. López (18-III-2021).- Tío Celso era de los de Toluca, primo hermano del abuelo Armando. Su papá fue un porfirista dueño de siete haciendas, que lo educó como príncipe y solo le enseñó a gastar, mucho. Vino la Revolución, se perdieron las haciendas y tío Celso vivió el resto de su muy larga vida, vendiendo lo que no le quitaron. Ya senil y achacoso, rolaba de arrimado de casa en casa de la familia y todos le daban por su lado cuando decía cosas como ‘ya decidí vender ‘La Luz’ (la hacienda más grande de su papá, que era ejido hacía 40 años), o ‘tengo que ver a don Porfirio, seguro nos ayuda’ (cuando don Porfirio hacía décadas era residente permanente de Montparnasse, el cementerio)… y murió mandando órdenes a sus inexistentes administradores de sus inexistentes haciendas. La abuela Virgen (ya sabe cuál), a los nietos nos decía: -Díganle que sí a todo, acuérdense que está loquito –murió feliz.
Algo pasa. El Presidente de la república no está loco ni es tonto. Pero algo pasa. Ayer, ante la evidencia de que el Poder Judicial no dobló el lomo ante sus sacras disposiciones, viendo cómo caen en cascada las suspensiones provisionales contra la aplicación de la novísima ley de la industria eléctrica, por ser inconstitucional, como lo es, externó su propósito de cambiar la Constitución, con lógica jurídica Neanderthal, sin darse cuenta que no tiene los dos tercios de votos que necesita en el Senado para remendar la Constitución.
Algo pasa, le digo. Casi desapercibido está otro fiasco: la reforma sin futuro de la Ley de la Fiscalía General de la República (FGR), para sacarla de los enojosos asuntos de la búsqueda de personas desaparecidas; trata de personas (mujeres, básicamente); violencia contra mujeres; protección de defensores de los derechos humanos y periodistas (¡aaagh!, esto le saca ronchas al Presidente); quedando la FGR como ‘invitada’ en las comisiones que atienden tan esperpénticos delitos, libre de responsabilidad y cuestionamientos. Sobre esto, el pasado 27 de enero, prendió la alarma la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, alertando que era un retroceso en la búsqueda de personas y que conforme a los compromisos y tratados firmados por el Estado mexicano, se tiene obligación de consultar estas modificaciones (¿sabe de qué tamaño es eso en México?: oficialmente hay 83,858 desaparecidos y sólo se han aclarado 35 asuntos… de terror). Sin embargo, limpiándose con la ONU, la aprobó la Cámara de Diputados al grito de ¡el que no se agache pierde!… pero ayer, la Cámara de Senadores le dio para atrás, dejando las cosas como están y obligando a la FGR a crear una Fiscalía Especializada en delitos de violencia contra las mujeres y trata de personas (en el mero juanete del Presidente). ¿Para qué exhibirse en esta intentona de sacar el bulto a las responsabilidades?… ¿nadie asesora al Presidente?… esto no podía ser y puso en riesgo a nuestro Ejecutivo de ser señalado en la ONU como omiso y retobón.
Otra perla de ayer: el Presidente ordenó al canciller Marcelo Ebrard, decir al gobierno de Canadá que o mete en cintura a una empresa minera… o le revoca la concesión. Lo dijo porque según él, esa que está en Cosalá, Sinaloa, no acepta al sindicato que ganó la titularidad del contrato y por eso no reinicia los trabajos: “(…) que no se vaya a entender como amenaza, ni siquiera como advertencia, pero si no se respeta la legalidad, el Gobierno puede revocar la concesión a la empresa (…)”, dijo muy fresco. Bueno, él sabrá, pero no parece el mejor momento como para resucitar a Lázaro Cárdenas. No estamos en 1938 a punto de que inicie la Segunda Guerra Mundial, con el tío Sam urgido de que México expulse a las petroleras europeas… bueno, es otro cuento. ¿De veras el Presiente se quiere meter en ese berenjenal?
Algo pasa, por tercera vez le digo. Puede ser simplemente que se recurra a este constante sacar asuntos de la manga, para evitar que a nadie se le ocurra preguntar por cositas como la gravísima inseguridad pública, la pandemia que nos diezma, la anémica economía, el creciente desempleo… sí… puede ser eso… pero, mientras, el país rueda. Mire usted:
Ayer, en Washington, el jefe del Comando Norte de EUA, general Glen D. VanHerck, en rueda de prensa, aseguró que el incremento de migrantes “es sólo un síntoma del problema más amplio”, que según él, es que en México hay “(…) organizaciones criminales transnacionales que a menudo operan en áreas no gobernadas, entre un 30 a 35 por ciento, de México”. ¡Zaz!
Leyó bien: la versión del General es que entre un 30 a 35% de nuestro territorio no está gobernado. Seguramente sin saber que el Presidente de todo se zafa diciendo que los problemas los heredó de los anteriores, agregó que el problema lleva “al menos un año”… bueno, este gobierno lleva dos años, tres meses y 18 días. Como que le toca.
Igual, algún tenochca simplex con síndrome chairo, puede decir: ¿y qué le importa?, muy nuestra casa… sí, pero el General que custodia la seguridad del territorio de los EUA, añadió:
“Hay dos importantes organizaciones criminales transnacionales: la de Sinaloa y la Jalisco Nueva Generación. Tenemos un imperativo de seguridad nacional dada la inestabilidad que estas crean, las tragedias que provocan y las oportunidades que crean para que tengan acceso e influencia actores malignos como China y Rusia directamente en nuestra frontera sur”.
A ver, a ver… oportunidades para actores malignos… China… Rusia…
Señor Presidente Andrés Manuel López Obrador, mientras usted se empeña en hacer gobernador de Guerrero a Félix Salgado Macedonio, en pintarle violines a las mujeres, en torcer empresas generadoras de electricidad, en defender un sindicato de una minera, en amagar un Juez, resulta que se le fue de las manos el gobierno de una tercera parte del país y que el tío Sam ya se preocupó. Con todo respeto, señor Presidente, póngase a trabajar, ya, urgentemente, no se le olvide, la historia prueba que para el gobierno de EUA no existen los intocables.