Artículo de Fondo, Por Antonio TENORIO ADAME (01-II-2021).- Una vez más la nación se somete a prueba en la capacidad de entendimiento a fin de evitar que los estragos del contagio más la devastación de la economía, ahora se añada una crisis de gobernanza. Entraría a remate la sobrevivencia.
Las redes generaron una información falsa en torno a la salud del presidente de la república, quien desmintió la versión distorsionada con un mensaje personal.
Aunque la venganza en sus denigradores siempre insatisfechos agravada más aún por la falta de conciencia de un vacío de poder.
La memoria de los mexicanos se afectó por graves crisis de orden político, como la ocurrida el 2 de febrero de 1848, cuando se firmó el Tratado de Guadalupe Hidalgo al ceder el dominio de la mitad de nuestro territorio a los Estados Unidos cuyo ejército emprendió una guerra sin justificación ni motivo alguno.
El daño, se dice, lesionó el “orgullo nacional” al prohijar la sumisión de los mexicanos ante otros; un complejo de identidad. Fue el costo de hace 183 años de romper el orden político a favor de intereses ajenos a la nación.
EL CONGRESO REFLEJO DE LA CRISIS DEL 48
El cambio de régimen federal modificado con la reforma centralista dio pretexto para la independencia de Texas, así como la transición al retorno del sistema federal en 1847, un cambio que no significó la cohesión unitaria de los liberales que se disputan entre sí, los puros enfrentados con los moderados. ´
Además, el Poder Ejecutivo era desempeñado provisionalmente el presidente de la Corte, Manuel Peña y Peña, cuya militancia correspondia a un liberal moderado
Una vez decidida la guerra en septiembre de 1847 y firmado el Tratado de Paz, se procedió a instalar el Congreso en Querétaro, lo que se logró solo hasta en el mes de mayo, cuya mayoría correspondía a liberales moderados, en ambas cámaras.
El Tratado era irregular de origen, no obstante, el Congreso de los Estados Unidos, lo aprobó e incluso lo modificó.
Con estas agravantes los moderados con el control en ambas cámaras impusieron su mayoría al impedir que el proceso legislativo se aplicara en su normalidad, al impedir que se discutiera en lo particular.
Ambas fracciones legislativas, moderados y puros; procedían desde dos percepciones divergentes, mientras los moderados consideraban que el Tratado garantizaba el rescate de territorio ocupado por fuerzas ajenas, los puros no aceptaban que ceder al despojo impuesto por una guerra de conquista.
Es por eso que el Gobernador de Michoacán, Melchor Ocampo pugnaba por una guerra de larga duración hasta agotar al enemigo.
Como culminación, varias legislaturas locales acompañadas por legisladores liberales de ambos bandos, fueron las que interpusieron un amparo para anular el Tratado de Paz. ¨Pero para entonces quien fuera presidente provisional de México había retornado a presidir la Corte: Manuel Peña y Peña, liberal moderado, dio carpetazo a la demanda de justicia para la nación.
Ayer como hoy si se pierde el control de gobierno, en consecuencia, la nación paga los daños, lo “que resta entra a remate”. La lección no se acaba de aprender.
Con la firma del Tratado selló la pérdida del territorio a cambio de la salida de las tropas extranjeras, se había restablecido el orden interno, a la que Melchor Ocampo, llamó una “paz indeleble”.